El bien y el mal

23/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Donald Trump se ha tomado muy en serio las amenazas que vertió sobre China y como consecuencia, una guerra comercial que les enfrenta desde hace ya tiempo, tan es así que ya hemos visto como Google ha vetado a la compañía tecnológica china Huawei. Los efectos sobre los móviles de esta marca se verán muy pronto ya que no podrán actualizarse, provocando graves vulneraciones de seguridad y otras consecuencias que prometen ser muy perturbantes, y que muy seguramente a alguien le quitará el sueño, a mi no. Pero ante este desparpajo ‘yanki’ y su ya conocida actitud para querer controlar el mundo, hay que preguntarse dónde está la línea entre el bien y el mal. Podríamos pensar que los EEUU son los buenos por que así nos han hecho creer durante años y claro, los chinos, esa potencia comunista es el demonio en persona, el mal absoluto que hay que acabar con él. Nada es lo que parece y por supuesto ni el bien es tan bien y mucho menos el mal es tan mal, siendo los dos meros ejecutores de unos intereses por dominar el mercado mundial. En medio, los de siempre, nosotros. El gobierno norteamericano y cuyos presidentes en su historia más reciente, no han tenido otra obsesión que la de controlar al mundo y sus ciudadanos, no vayan a pensar a estas alturas que las guerras en las que participa son única y exclusivamente para salvarnos de las hordas musulmanas, coreanas o en su defecto ahora chinas. Una patraña más con la que se justifican para quedarse las riquezas de otros pueblos en nombre del bien absoluto y liberador que está para protegernos. ¡Una leche! Huawei se ha negado ante la tentativa de los Estados Unidos a ceder acceso a sus terminales y esto ha acabado en una acusación de espionaje. Ahora bien, que no nos vengan a decir que estos mismos salvadores de un «mundo mundial mega chachi pirulo», no nos vigilan constantemente y además usan la tecnología de Facebook y Google, para saber de todas nuestras vidas. En este estado del bienestar no se libra nadie y puestos hablar de libertad, sepan ustedes que la misma está limitada, no vayamos a caer de ingenuos, al menos debemos estar al corriente y luego cada cual decida. La única diferencia entre nuestra sociedad actual y el libro 1984 del autor George Orwell es que no vestimos uniforme, por todo lo demás no encuentro diferenciación alguna, somos una sociedad hipervigilada en manos de los que dicen poseer el bien de su lado y estos mismos para sustentar tal cargo, deben inventarse como es debido un antagonista, el mal.
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