El berciano que vigila el cielo del volcán

El equipo del ponferradino Alexander Librán Santiago ha pasado semanas coordinando los drones en la emergencia de La Palma

D.M.
02/11/2021
 Actualizado a 02/11/2021
El ponferradino Alexander Librán, coordinador de del EIRIF -izda- y su compañero Rodolfo Javier Krawany.
El ponferradino Alexander Librán, coordinador de del EIRIF -izda- y su compañero Rodolfo Javier Krawany.
Cuando el día 19 de septiembre entró en erupción el volcán de la isla de La Palma, Alexander Librán Santiago se encontraba pasando unos días de descanso en su casa en Ponferrada. En Canarias ya hacía semanas que se hablaba de la probabilidad de que de Cumbre Vieja estallara y los seísmos de los últimos días eran la precuela de lo que iba a pasar.

Así pues, cuanto se incorporó a su trabajo, en la coordinación del EIRIF - Equipos de Intervención y Refuerzo en Incendios Forestales-, lo hizo directamente en la emergencia de La Palma.

Alexander se fue a Canarias en el año 2007, donde se desplazó desde su tierra, el Bierzo, por una buena oportunidad laboral. Allí trabaja desde entonces.Su tarea la desarrolla en el citado servicio que una empresa pública presta al Gobierno de Canarias. Pero tanto él como su compañero, que estabade guardia cuando el volcán erupcionó, fueron trasladados a esta emergencia del volcán, ya que su equipo es la referencia en las islas en lo que se refiere a coordinación de medios aéreos en estos ámbitos.

«Yo vengo de incendios forestales y empecé a trabajar en una base helitransportada. En 2014 cambiamos de contrato y pasamos alservicio de rescate, con una parte de coordinación de medios aéreos como necesidad del Gobierno de Canarias», explica. «Durante el inicio del volcán había muchas operadoras de drones que querían grabar imágenes y un descontrol importante», recuerda. «Cuando hay una emergencia, el espacio aéreo queda restringido a la emergencia en sí», apunta Alexander. Así pues «había una incompatibilidad entre volar drones y los medios de la emergencia, y por eso fue necesario establecer la coordinación» .

Entidades, empresas, organizaciones como Involcán, Policía Nacional, Guardia Civil, operadoras que colaboran con seguridad, agencias, televisiones... eran infinidad las peticiones para ocupar ese espacio aéreo.

Así pues, su tarea fue ordenar ese cielo para que toda esa actividad se realizara de forma regulada. «Lo más importante para la emergencia y se dividió el espacio aéreos, dependiendo del tipo de vuelo y de operadora, por ejemplo para dar prioridad a los vuelos científicos, que buscan información para interpretar, predecir riesgos e informar».

Han sido días y días de alta a las operadoras, comprobar que todadocumentación mínima que esté en regla y a partir de ahí, dependiendo del tipo de operadora que sea, determinar su espacio. Han sido, recuerda, días muy intensos y con poco descanso en los que «las jornadas empezaban a las 7:30 de la mañana y había días que me iba a las diez, con un alto nivel de exigencia, muchas llamadas, mucha información...».

Y es que llegaban permisos para más de 20 operadoras al día, más de 40 enel periodo del volcán en total, «unasentraban otras se iban. Por ejemplo, la UME -Unidad Militar de Emergencia- tenía como siete dronesen el aire», En total, unos 60 drones a lo largo del periodo, recuerda Alexander.Funcionaban como una verdadera Torre de Control para asignar esos permisos, horarios y alturas.

Lo peor es ver como gente mayor, que lleva toda la vida viviendo en un mismo sitio, señores de 70, 80 años a los que el volcán se ha llevado todos sus recuerdos, su lugar, la referencia entera su vida»Su servicio cuenta también con personal de campo,que son las brigadas de incendio. Tal y como relata, inicialmente, se reforzó el equipo de La Palma «pensando que seiban a generar incendios forestalespero al final no se dieron porque el poder de absorciónde oxígeno del volcán provocaba que se apagaran solos». Así pues, expresa, todos esos compañeros estaban más cerca de la realidad, acompañando a las personas a dejar sus casas. Pero aún así, ha sido testigo de todo el drama que lleva más de un mes y medio sepultando vida en La Palma. «Nadie se imaginaba que fuera lo que está siendo.Pensábamos que podía estallar, que iba a salir la lava, llegar al mar y ya está.Pero esto es demasiado, cada día destruye más casas, más vida, más recuerdos». Para él, aunque es duro para todos, percibe como más probabilidades en las personas jóvenes de reiniciar, de empezar de cero, pero «lo peor es ver como gente mayor, que lleva toda la vida viviendo en un mismo sitio, señores de 70, 80 años a los que el volcán se ha llevado todos sus recuerdos, su lugar, la referencia entera su vida».

Y encima, explica «es como una muerte lenta. Un día ves el volcán que envía la lava hacia un lado donde no está tu casa, pero al otro día hay otra colada hacia el otro lado y se lleva entero un pueblo. Gente pensando que se podía librar su casa y otro día llega una lengua y acaba con todo. Para mucha gente, su vida borrada por completo, ya no hay nada de lo que había».

Después de casi un mes y medio, su equipo ha dado en los pasados días el relevo en la misión que han estado realizando a la UME de Torrejón de Ardoz, a quien han pasado toda la información y el método de trabajo, porque su equipo debe regresar a su tarea ordinariaen refuerzo en incendios también muy necesaria.

Pero tras tantos días en la torre de control del volcán, a este berciano le surgen mil y una reflexiones. «Me da la sensación de que hay mucha gente en la península que se no se hace a la idea de lo que es aquello. El volcán no para, y en la mente colectiva no hay una referencia de todo lo que se está perdiendo. Yo entiendo que sí llega a la sociedad y se entiende que es una auténtica tragedia. Pero yo recuerdo hablar de la nevada Filomena, y de declarar zona catastrófica... y ves esto de aquí que no puede compararse con ninguna de esas catástrofes». Es cierto que «al menos no se ha llevado vidas humanas,pero se ha llevado muchísimas cosas y quizá aún no está interiorizado el gran problema que hay aquí».

Por eso, resaltaimportancia de la repercusión de todas esas iniciativas de ayuda que surgen en distintos sitios, también en el Bierzo «para que esta emergencia no se olvide ya que recuperarse de todo lo que se ha perdido aquí va para muy largo».

Cuando el trabajo se lo permita regresará al Bierzo de vacaciones, dondesuele venir tres o cuatro veces en el año y al que sigue sintiéndose muy vinculado pese a unos cuantos años de vida hecha en Canarias. «Mi familia, los paisajes y la ronda de pinchos con los amigos que aquí no existen, eso es lo que más echo de menos del Bierzo».
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