El bendito olor a rueda quemada

19/10/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Ya os lo conté alguna vez, el comentario del paisano de León que cuando le dicen –en época de lluvias– que «el agua siempre es buena» si quita la boina y de lo más profundo de su escepticismo arranca la frase que le sale del corazón: «Si fuera buena iba a caer aquí por el forro de los c...».

Eso es un leonés y lo demás cuentos. Ayer, en un programa de radio, la entrenadora de baloncesto Moses bromeaba: «Hasta para mí, que soy vasca, es complicado ser cazurra al 100%, estoy intentando llegar al 80%».

Por eso nunca nos acabamos de creer que puedan ocurrirnos algunas cosas buenas, tampoco en exceso, pero alguna... Es complicado que creamos en los proyectos vinculados a las motos por aquello de que si España es la primera potencia mundial... tampoco será la cosa para tanto.

Y las gentes que contra viento y marea fueron tirando por esa fiesta que cada año visita La Bañeza podrían escribir el tratado de cómo salvar obstáculos desde que dieron sus primeros pasos a mitad del siglo XX, de cómo en los 50 y en los 60 y en los 80 tuvieron que dejar alguna edición en blanco porque los obstáculos eran más altos que la pértiga para saltarlos.

Por eso sonríen cada año cuando el olor a rueda quemada vuelve a invadir la atmósfera de la ciudad, por más que haya quien dice no respirar.
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