El autor y la obra: '50 rutas leonesas'

Tribuna de Isidoro Rodríguez Cubillos sobre la publicación del libro de Vicente García, '50 rutas leonesas'

Isidoro Rodríguez Cubillos
20/05/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Isidoro Rodríguez en la montaña leonesa, en mitad de una de las rutas que ha hecho con Vicente García, encargado de retratarle en este caso.
Isidoro Rodríguez en la montaña leonesa, en mitad de una de las rutas que ha hecho con Vicente García, encargado de retratarle en este caso.
Érase un hombre a una cámara de fotos pegado… Parafraseando a Francisco de Quevedo obtenemos un prontuario capaz de sintetizar un escueto retrato de Vicente que no obstante le dibuja con precisa nitidez.

Pero Vicente García Pérez es mucho más que eso.

Conozco a éste pecador irredento de la imagen desde ya hace casi medio siglo y en éste largo periodo de tiempo poco han variado sus principios y sus convicciones. Su juventud comenzó con el blanco y negro que pronto combinó con las montañas y los espacios abiertos al ir recogiendo, en una ingente cantidad de imágenes, seguramente desproporcionada, lo que nuestras retinas iban percibiendo tanto en la vida cotidiana como en multitud de espacios singulares por los que su espíritu inquieto le paseaba.

Y es que Vicente conoce muy bien la montaña leonesa, lo que no le ha impedido viajar en pos de otras cordilleras tanto en la orografía española como en los Pirineos franceses, así como en los Alpes, donde ascendió a su cumbre más elevada, el Mont Blanc, allá por los años setenta, o incluso a los Andes. Esto le ha permitido valorar de forma objetiva lo que las montañas de nuestro entorno, de la provincia de León, nos muestran y nos ofrecen.

Con infinita paciencia, que es una de sus muchas virtudes, aunque a veces se transforma en un defecto para desesperación de quienes le acompañamos con frecuencia, Vicente ha ido recorriendo con paso firme mil y una veredas así como ignotos y olvidados vericuetos, ha caminado por venteadas y abruptas aristas, remontado penosas e intrincadas canales, y alcanzando muchas cumbres. Sin importar las diferentes estaciones del año, ha transitado por itinerarios sencillos y también por otros difíciles y expuestos, pudiendo de esta manera experimentar sensaciones únicas y captando, con técnica precisa y sin igual maestría, infinidad de estampas y momentos que su generosidad ha hecho más tarde que vean la luz para solaz contemplación del resto de los mortales.

Muchos y mucho hemos aprendido de su singular pedagogía, y las fotos que con mayor o menor fortuna hemos hecho en el pasado o seguimos haciendo en la actualidad, tiene su origen en las enseñanzas de Vicente. Flemático como nadie, nos ha ido repitiendo una y otra vez esos consejos y esas ideas que han hecho que nuestros conocimientos sobre la fotografía y el vídeo hayan ido aumentando permitiéndonos progresar, primero con los procedimientos analógicos, y con el paso del tiempo con los digitales a los que él mismo supo adaptarse con la rapidez que requería la vorágine de los tiempos.

Las cincuenta rutas que va desgranando en este libro y que se secuencian desde los Picos de Europa hasta finalizar en el occidente de la Cordillera Cantábrica y entre las que se encuentran ascensiones a cumbres sencillas, travesías especialmente elegidas, y visitas a lugares de gran interés en nuestras montañas, son todas de sencilla práctica, aptas para cualquier montañero, y serán de suma utilidad para todos, permitiendo ahondar más en multitud de detalles y matices que seguramente nos hubiera sido imposible apreciar y entender sin contar con la inestimable ayuda de su autor.
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