El asunto de la mosquitera

04/05/2017
 Actualizado a 12/09/2019
04-05-2017-a-la-contra.jpg
04-05-2017-a-la-contra.jpg
Ahí están los dos de los que se puede decir aquello de «esos son los imprescindibles». La salud y la vida. El medicamento y la conversación. El cuerpo y el alma. La droga y la droga. La aspirina y el vino.

Herederos de los casinos, las casas del pueblo, los tele-clubs, las viejas cantinas en las que había de todo... Ya solo resisten ellos, las escuelas ya hace muchos años que bajaron la trapa, borraron el encerado y cerraron las contraventanas. Resisten ellos, el consultorio y la cantina, que ahora llaman bar y antes fue otra cosa.

Resisten contra viento y marea. Al médico lo tienen contra las cuerdas y al cantinero ni le ponen cuerdas para amortiguar el golpe. Cada día aparece uno nuevo, de industria, de sanidad, los de abastos, que decía Juanita, con nuevas impertinencias. Ya están tardando los vigilantes de las mosquiteras.

– ¿Cómo no tiene mosquitera para las tapas?;le preguntó al viejo cantinero.

– Por dos razones. La primera, porque no hay ninguna mosca; y la segunda, porque si viniera también tiene derecho a tapa, como usted, más bien más que usted, que ella no da ninguna guerra ni viene pidiendo ninguna calcamonía.

La cantina, la última cantina del pueblo, es el único reducto de vida social, el rincón de la conversación, el tablón de anuncios con las novedades del día, el periódico abierto, el lugar dónde acudir cuando las puertas se cierran, cuando las chimeneas dejan de disparar su columna de humo blanco, la vida... Pero sin mosquitera.

No es un negocio, sería ruinoso, pero también te digo que he perdido toda esperanza de que Montoro lo entienda. A él lo único que le preocupa es que haya una mosquitera, aunque no haya moscas. Y los módulos.
Lo más leído