El asesino de Laura Luelmo alternó dos novias durante los días del crimen

Montoya inventa la tercera versión y culpa a una de sus parejas de la muerte de la joven

L.N.C.
05/02/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Bernardo Montoya, el autor confeso del asesinato de Laura Luelmo, a la que quitó la vida el pasado diciembre en El Campillo (Huelva), se ha revelado no solo como un criminal desalmado, sino también como un mentiroso compulsivo. Por tercera vez ha cambiado su versión de cómo sucedieron los hechos menospreciando el dolor que causa a la familia, igual que cuando pidió perdón en el Juzgado y ayuda. "No quiero salir porque lo volveré a hace"», dijo. En su última versión asegura que a la víctima la mató una novia suya llamada Josefa, una exreclusa a la que conoció cuando estuvo internado en la cárcel de El Puerto de Santa María (Cádiz). Una mentira más que ha adornado con un relato construido para sostenerla, según fuentes jurídicas.

Bernardo reveló tras ser detenido que había ido a visitar a esa mujer, Josefa G. C., que vive en Jerez de la Frontera, mientras la Guardia Civil buscaba a Laura, según ha podido saber ABC. Y no fue la única, porque tal y como comprobaron los investigadores el viernes 15 de diciembre se dirigió a la cárcel de Huelva para mantener un "vis a vis" con la que sobre el papel es su pareja actual, otra interna a la que se refirió en su declaración. Aseguró que esta segunda mujer no sabía nada de lo que había hecho y que en su visita a Josefa disimuló con ella y con la madre de la mujer, su supuesta suegra.

El individuo que confesó en un primer momento haber intentado agredir sexualmente a Laura, sin lograrlo, y dijo que la había abandonado con vida en el paraje en el que fue encontrado el cadáver está ingresado en un módulo de aislamiento de la cárcel de Morón de la Frontera (Sevilla). Allí fue trasladado desde la prisión de Huelva para preservar su seguridad.

Le relató a un funcionario que Josefa, a la que él se refiere como su exnovia pese a que fue a visitarla a Jerez según dijo, acabó con la vida de Laura por celos Hace varias semanas llamó a un funcionario de esa prisión y le dijo que le iba a contar la verdad. Le relató que Josefa, a la que él se refiere como su exnovia pese a que fue a visitarla a Jerez según dijo, acabó con la vida de Laura por celos.

Según él, el 13 de diciembre, la tarde en la que introdujo a la víctima a la fuerza o con engaño en su casa, esa mujer estaba allí. Ese detalle no lo había contado nunca y no resulta creíble. Montoya puso por escrito un largo relato, según avanzó el programa Espejo Público, que fue enviado junto con la declaración del funcionario de Prisiones al Juzgado de Valverde del Camino.

«Por respeto a mi familia no voy a quedar como un asesino y violador de una chica con la edad de mi hija», explica en ese escrito. «Decidí autoinculparme para librar a mi exnovia de la cárcel. Yo ya estoy acostumbrado a esta vida. Pero no me voy a comer el marrón de Josefa», continúa. «Llevaba tres años sin saber nada de Josefa pero se presentó en mi casa y le invité a pasar. Luego salí a preparar un brasero de leña (...) y vi salir a una chica joven y preciosa. Me preguntó por un supermercado y le di las indicaciones».

Su inverosímil relato, encaminado a autoexculparse, continúa diciendo que encontró a la profesora y a su exnovia discutiendo en el salón y Josefa le dio un golpe en la cara con el palo de una escoba. Dice que la maniató y la llevó al dormitorio. Allí Josefa, según esa versión, la mató con un martillo. La transportaron en el maletero de su coche.

Los golpes que reveló la autopsia tampoco encajan con esa secuencia de hechos, ni los testimonios que ya han prestado algunos vecinos de El Campillo que oyeron el coche y vieron a Montoya solo el día de los hechos, y escondiéndose de la Guardia Civil después.

Fuentes jurídicas consultadas por ABC ven en esta nueva versión además de una venganza hacia la persona a la que señala, una forma de ganarse el favor de su propia familia. Su padre y sus hermanas le dieron la espalda tras conocerse la brutalidad de su crimen, pero ahora, según ha podido saber ABC, estarían dispuestos a pagar al nuevo abogado (no de oficio) que le va a representar.
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