El arte de tejer palabras para todas las edades

Felícitas Rebaque es una escritora polifacética que lo mismo bebe en las fuentes de la tradición oral que ahonda en la literatura erótica o da su visión de problemas sociales

Mercedes G. Rojo
19/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La escritora vallisoletana afincada en León Felícitas Rebaque. | NEMONIO
La escritora vallisoletana afincada en León Felícitas Rebaque. | NEMONIO
Nacida en tierras vallisoletanas, Felícitas Rebaque (Tudela de Duero, 1955) protagoniza hoy nuestros caminos literarios por méritos propios. Y es que, además de tener ascendencia leonesa, lleva ya cerca de dos décadas afincada en León, donde no solamente ha ejercido su profesión sino que éste es el lugar en el que de alguna manera ha nacido a la vida literaria. Con una importante intuición natural que la ha llevado desde siempre a la necesidad y la pasión por escribir «las historias que le salen al paso», tras un intenso paso por la Escuela de escritores realizando cursos de periodismos, relato y novela, que le permiten ir adquiriendo más y mejores herramientas para mostrar al público esas historias, Felícitas Rebaque, reconoce haber nacido realmente a la literatura, de forma consciente y continuada, a través de su llegada a estas tierras, en concreto a las tierras de Luna y Babia allá por el año 2000, unas tierras de las que se enamoró y que fueron las que le dieron la paz personal que en aquel momento buscaba y que le facilitaría la capacidad de sumergirse, ya para siempre, en la creación literaria. Y así todos sus libros en solitario y muchos de sus otros proyectos han visto la luz en estos territorios.

Nos encontramos frente a una escritora polifacética, centrada sobre todo en la prosa, que lo mismo bebe de las fuentes de la tradición oral, que se ahonda en la literatura erótica, o afronta historias con las que nos da su particular visión de verdaderos problemas sociales, analizados desde los sentimientos de los propios personajes (el abandono de los ancianos, la discapacidad, los problemas adolescentes), de tal manera que –además de ponerlos al alcance de los más jóvenes para su comprensión– suponen, para los adultos que se acercan a sus obras, un auténtico estímulo para la reflexión. Y es que –siguiendo los dictados de la buena literatura, esa que no ha de tener edad y ha de convencer por igual a todos los tramos, aunque en cada uno de ellos lo haga desde premisas diferentes– los libros de Felícitas Rebaque alcanzan esa cualidad de trascender la franja temporal a la que teóricamente se destinan, para enlazarnos con nuestras más antiguas tradiciones (véanse sus dos tomos de ‘Nuevos cuentos castellanos viejos’) o para darnos verdaderas lecciones de vida, como lo hace en los que más recientemente nos han llegado (‘Violeta mara mara maravilla’ o ‘Espantapajarón’).

La elección de dirigirse especialmente a un público joven, sin dejar de tocar por ello temas tan trascendentes como los trastornos de comportamiento que tantas veces son disfrazadas llamadas de auxilio, la preocupación o necesidad de sentirse integrado cuando se es diferente, la asunción de culpas que no corresponden y sus consecuencias, el miedo o el rechazo ante lo diferente, la necesidad de sentir una estabilidad familiar independientemente del modelo que la ofrezca…, la llevan a un planteamiento de escritura muy ágil que pueda resultarles cercano y atractivo en su lectura. Para ello busca fórmulas diferentes en cada una de sus obras que logran también atrapar al público adulto, acercándole a ese mundo adolescente o juvenil al que a veces tanto nos cuesta entender y que sin embargo necesitamos entender. Y lo hace porque ha descubierto que no se trata de escribir «para» sino «de» y hacerlo de tal forma que seamos capaces de acercar la historia a unos y a otros.

Como sucede en todo escritor, son numerosas las fuentes de inspiración para la creación de todas esas obras que Felícitas Rebaque comparte en este momento con el público lector: unas más dedicadas al público infantil y juvenil, otras más para público adulto; novelas y relatos que nos regalan su voz de forma independiente o formando parte de antologías y trabajos corales, de los que también podemos encontrar su rastro en su blog personal ‘Entre la soledad y el aplauso’. No obstante de entre todos me gustaría resaltar concretamente dos, porque su impronta se manifiesta claramente en algunos de los textos que le han inspirado estas historias que la vida le va regalando, tanto en la delicadeza a la hora de tratar temas en ocasiones muy delicados y especialmente dolientes, como en dotarlos de ese rayo de esperanza al que, ante situaciones difíciles, tratamos de aferrarnos. El primero de ellos es su largo trabajo como enfermera, especialmente asociada al área de Pediatría, lo que le ha permitido adquirir experiencias, entrar en contacto con circunstancias y situaciones muy cercanas a este tipo de público joven. El segundo su experiencia como socia colaboradora de la Asociación Escritores por el Sahara –Bubisher, que le permite un acercamiento a otras realidades que también están dejando rastro en su obra. Felícitas Rebaque es actualmente uno de nuestros activos literarios de la que sin duda pronto descubriremos nuevas obras.
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