El Alto Sil, 'bear friendly'

Medio centenar de vecinos de Anllares y Páramo plantaron frutales el pasado martes para que los osos dispongan de alimento y cobijo

A. Cardenal
24/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Vecinos de Anllares participaron en una plantación de frutales para favorecer el hábitat del oso pardo. | L.N.C.
Vecinos de Anllares participaron en una plantación de frutales para favorecer el hábitat del oso pardo. | L.N.C.
La localidad berciana de Anllares del Sil, perteneciente al municipio de Páramo del Sil, quiere seguir siendo ‘bear friendly’.
El Alto Sil es uno de los últimos bastiones del Oso Pardo, una especie en peligro de extinción para cuya supervivencia, en los últimos años, han unido fuerzas tanto administraciones públicas como colectivos ecologistas y conservacionistas de todo el país.

Y el Bierzo no es una excepción. Según el estudio presentado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad y de la Universidad de Oviedo en la revista Global Change Biology, hasta siete especies de plantas críticas para la alimentación y refugio de los osos se están viendo afectadas por el cambio climático, por lo que los propios vecinos de Anllares del Sil han querido tomar medidas para que el Oso Pardo no se vea obligado a abandonar definitivamente la comarca.

Pese al mal tiempo –la lluvia y las bajas temperaturas volvieron el martes al Bierzo– medio centenar de vecinos de Anllares del Sil y de poblaciones cercanas dedicaron el día de Castilla y León a plantar frutales para el oso, una iniciativa organizada por la Junta Vecinal de Anllares del Sil y la Fundación Oso Pardo.

«Los frutales se plantaron a una baja densidad para que desarrollen grandes copas y con ellos se maximice la producción de frutos», aseguraron desde la Fundación Oso Pardo, recordando que los plantones procedían de semillas recogidas en la misma zona, lo que garantiza su «calidad y adecuación» y contribuye al éxito futurode la plantación.

Los voluntarios, entre los que se encontraban numerosos niños, plantaron arraclanes, cerezos silvestres y castaños hasta 300 unidades en total que servirán en un futuro para que los osos dispongan de mayor cantidad de alimento y cobijo en esta zona, una de las mejores áreas oseras de toda la Cordillera Cantábrica.

La actividad también sirvió para restaurar una zona que fue arrasada por las llamas, una forma ‘natural’ de pasar página y ayudar a que el Bierzo no tenga que explicar a sus nietos por qué el Oso Pardo abandonó sus bosques y sus montañas.
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