El alma del cajón desastre

Carlos Attadía almacenaba 'quejas del alma' entre las cuerdas de su guitarra que buscaban letras desde las que enseñarse. Él les puso alas de papel y notas en un pentagrama para sacar su segundo libro, que se une a un disco en el que repasa los capítulos de la vida que ve pasar...

Mar Iglesias
18/10/2018
 Actualizado a 14/09/2019
Carlos Attadía con su poemario, que presenta este jueves, entre las manos. | MAR IGLESIAS
Carlos Attadía con su poemario, que presenta este jueves, entre las manos. | MAR IGLESIAS
Debedor del underground argentino, que le expulsó de su país en 1980, Attadía ha consolidado la personalidad de un cantautor comprometido en el Bierzo de los que no ve a su alrededor. Tal vez ese espíritu de poner espejo a lo que la sociedad no quiere definir es lo único que se ha mantenido en su manteada vida. Su guitarra y las hojas de un poemario social han marcado su recorrido musical como un cantautor que no quiere ser «cansautor» ni «pastelero» de la palabra.

«Me interesa la gente. Ella es la que escribe mis canciones», dice. Y con ella presenta ahora «Quejas del alma», un poemario que recoge capítulos de su vida sin conexión temporal «es un cajón desastre», explica. Sus más de treinta poemas intentan «que nos paremos a pensar», dice, sobre lo cotidiano, la enfermedad, la corrupción, la inmigración...y que nos pongamos de un bando «con ese punto crítico que ha marcado el camino del que nunca me he salido», explica. Ahora lo enseña, para cumplir proyectos, tras pasar por un cáncer severo que le tuvo «más del lado del arpa que de la guitarra». Ahí es cuando miró el reloj de frente y supo que debía dejar un legado en verso.

Y buscó tres escenarios distintos para unirlos en un libro que presenta este jueves a las 19:00 horas en el Museo de la Radio de Ponferrada, retratado desde su guitarra. El primero es «sensaciones», una parte de poemas «que raspan la piel» siempre transparentes, directos y pasionales. De ahí da paso a «Marcas en la piel», donde ubica las 10 canciones que repasa después desde el CD que acompaña al poemario.

El desdibujo de la muerte en la calle, la indigencia, los desahucios, el alzheimer...se mezclan en su garganta para marcar una época que vive, que no saluda amable al que la comparte desde el anonimato. Acaba su trabajo poético con «La suerte de los días» con la reflexión sobre la muerte o el epitafio de «Ciclos». Y pese a ese camino sin agarraderas, Attadía marca la esperanza que queda y desde la que sigue gestando proyectos, el próximo, un CD con cinco canciones que comenzará a trabajar a finales de este año y que se titulará «Retrato de perdedores».

Es la voz del «ejército de olvidados», dice, por el que apuesta «mi letra habla de ellos, de lo que me cuentan cada día, en la calle, en el bar, o en su penuria, porque esa gente se merece una vida digna sin tener que vender su alma a nadie».

El hombre de la canosa media melena y el sombrero salvaguarda de timidez, que comparte más la música protesta de los 60 a los 80 quela actual, en la que teme que la canción se resguarde de salpicaduras, vuelve arropado por la editorial Círculo Rojo y con 200 ejemplares de sus «quejas» bajo el brazo que moverá en centros culturales y en conciertos en Madrid y en la casa de los Panero, en Astorga. Y un recuerdo en la piel de la garganta, su primer poemario nacido en Buenos Aires, en el conocido Café Tortoni, titulado «Poevida». Son sus tiempos, a los que invita a pasar...
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