El alguacil de Campazas que se convirtió en alcalde

Manuel Ramos lleva toda la vida dedicado a su pueblo, primero como trabajador del Ayuntamiento y ahora con el bastón de mando que ostenta desde el 2011

T. Giganto
16/03/2020
 Actualizado a 16/03/2020
Manuel Ramos en el salón de plenos del Ayuntamiento de Campazas, donde es alcalde desde el año 2011. | T.G.
Manuel Ramos en el salón de plenos del Ayuntamiento de Campazas, donde es alcalde desde el año 2011. | T.G.
«No es Campazas ciertamente de las poblaciones más nombradas, ni tampoco de las más numerosas de Castilla la Vieja, pero pudiera serlo; y no es culpa suya que no sea tan grande como Madrid, París, Londres y Constantinopla, siendo cosa averiguada que por cualquiera de las cuatro partes pudiera extenderse hasta diez y doce leguas, sin embarazo alguno». Fue José Francisco de Isla y Rojo, conocido como el Padre Isla, quien eligió Campazas como el lugar de nacimiento del protagonista de su novela ‘Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes’ allá por el siglo XVIII. De ser tierra tan importante en la literatura española presume orgulloso Manuel Ramos, el alcalde de la localidad de Campazas cuya vida también ha estado siempre vinculada a su pueblo tanto o más que la del personaje de ficción del Padre Isla. Después de haber sido trabajador del Ayuntamiento de la localidad, en el que ejercía como alguacil, durante cuatro décadas, llegó la merecida jubilación pero con ella lo que no llegaron fueron las ganas de parar. Por eso fue en el año 2011 cuando Manuel se presentó como alcalde en su pueblo respaldado por las siglas del Partido Popular. Y ahí sigue, pendiente de sus vecinos y «de tenerlo todo curioso». «Se va haciendo lo que se pudiendo», remata.

Y como el que hace lo que puede no es poco, mucho vale lo que Manuel Ramos ha ido trabajando por Campazas en estos últimos años. De todos los proyectos que ha conseguido sacar adelante en este municipio con más de 120 censados pero con unos 70 u 80 vecinos durmiendo a diario, hay uno que le hizo especial ilusión ver terminado: «Las obras de los alrededores de la Iglesia hacían mucha falta, estaba todo medio derruido, las escaleras, la cerca, todo...». El templo de Nuestra Señora de La Blanca, del siglo XVI, recuperó en 2015 su esplendor gracias a una obras que la dejaron «como nueva». Pero no ha sido lo único que ha cambiado en esta localidad. «Se han ido asfaltando calles, poniendo luces nuevas, se han hecho jardines...», cuenta Manuel antes de exponer sus planes para la zona de las bodegas, donde tienen ya un parque infantil y una zona polideportiva. Allí también han reurbanizado una zona que han asfaltado y completado con luminarias y al que dotarán de mobiliario urbano y árboles. Entre las últimas obras está también la pavimentación de la calle de La Palanca, que estaba aún de barro, y la mejora de la calle fray Gerundio, «que estaba muy estropeada». Todo ello lo han hecho con cargo al Plan de Cooperación Municipal de 2018 con una inversión total de 130.000 euros, en la que se incluye también el arreglo de varios caminos agrícolas.

Pendiente está ahora el regidor de Campazas de la licitación de las obras con las que mejorarán el teleclub municipal que es el punto de encuentro de todos los vecinos. En el saneamiento, el suelo, la barra y hacer accesibles los aseos se basará esta actuación que también harán con una subvención de 40.000 que les ha otorgado la Diputación Provincial en 2019. Y precisamente la gestión del teleclub está anunciada en el Consistorio para aquel que quiera atender el bar con un precio de salida de 100 euros mensuales. La adjudicación será para quien mejor oferta presente a sobre cerrado teniendo para presentarlas hasta el día 25 de marzo. Pero además de la oferta económica, en el Ayuntamiento de Campazas valorarán positivamente la experiencia previa en el sector así como la vinculación con el municipio, entre otros requisitos.

Cuando Manuel Ramos presume de Campazas también lo hace de los niños que tienen en el pueblo y a ellos ha destinado una nueva ayuda del Consistorio que consiste en la entrega de 100 euros a cada uno de los que tienen entre 0 y 12 años. En total son ocho los que se beneficiarán de esta ayuda y piensa ya en poder ayudarles también para el próximo curso «con alguna ayuda más al material escolar, si podemos». Los pequeños van acuden a diario a Valderas para ir a la escuela o al instituto. «Aquí el colegio cerraría allá por la década de los 70 recuerda Manuel, que batalla ahora por conseguir «una cobertura de teléfono digna», aunque no sea tarea fácil la de enfrentarse a las grandes compañías telefónicas. «Tenemos muy mala cobertura y hay que hacer algo porque así no se puede estar», incide Manuel al tiempo que uno de sus compañeros en la corporación municipal, Teo Fernández, asiente consciente de que «se trata de un servicio del que no podemos seguir prescindiendo». Más difícil de batallar es la dichosa despoblación y Manuel se da por vencido en esa guerra. «Si hay algo imposible es que se vuelvan a llenar los pueblos de gente. Los políticos hablan mucho, escuchan poco y no nos arreglan nada», lamenta.

– ¿Qué solución va a tener esto?, se pregunta Manuel.
– Es complicado... Pero ahí está, haciendo lo que se puede. ¿Qué prefería ser alcalde o alguacil?
– Mucho mejor alguacil, responde rápidamente.

La conversación con Manuel sigue analizando los motivos que le hacen preferir ser alguacil que alcalde y hace mención a «los dolores de cabeza» que producen algunos asuntos municipales. «Pero en general bien», remata antes de despedirse y de invitar a volver pronto a su pueblo, el que se conoce por fray Gerundio y del que Manuel es siempre un buen anfitrión.
Lo más leído