El alcalde que eligió pueblo y plantó cara al franquismo

En la lista infinita de todo lo que un periodista tiene por escribir se van tachando los temas cuando se logran, pero también cuando no se llega a ellos porque es más rápida la parca que la pluma. Entrevistar a José María Alonso Alcón, Chema Alcón para todos en Valencia de Don Juan, llevaba tiempo entre mis haberes hasta que en mayo del pasado año lo marqué como tarea hecha. Tan provechosa fue la charla que al mismo tiempo anoté: «Volver a entrevistar a Chema Alcón». A esta segunda no llegué, pues este viernes falleció a los 81 años de edad quien fuera alcalde de Valencia de Don Juan durante la convulsa primavera de 1975. Sin duda, él fue una persona clave en todo el movimiento que se generó en el sur de León en contra de la instalación de una central nuclear muy cercana a la localidad coyantina.

Sobre ello tuve la oportunidad de charlar con él poco antes de que el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan presentara la restauración de la obra que MonSeñor regaló a Chema en aquella primavera y que él donó al Ayuntamiento. Había quedado el cuadro en un almacén municipal y salió del olvido para pasar a estar en el salón de plenos del Consistorio coyantino. Frente a aquel cuadro, tapado, hablé con Chema de cómo vivió aquellos días, de lo que supuso para él enfrentarse al franquismo. «Entre gobernador y pueblo, elegí pueblo», me dijo. Cuando acabamos de hablar nos dimos la vuelta y destapamos la obra. No supe entonces contarles cómo fue aquel silencio ni supe transmitir la emoción que él sintió mirando un lienzo que refleja a la perfección la unión y la lucha de toda una comarca que vivió su propia primavera. Tampoco lo voy a poder hacer hoy y me guardo aquellos instantes para siempre. Pero vuelvo a recoger las mismas palabras que él me dijo entonces: «Lo que le ha pasado al cuadro, que ha estado ahí olvidado, es un poco lo que le ha pasado a la historia de aquellos meses de 1975 y por eso me hace mucha ilusión que hayan recuperado el cuadro y con él, la historia». Y ahí queda la memoria de Chema Alcón, para no olvidar que el pueblo puede empujar la historia para que cambien los vientos.