El agua ionizada podría crear 10 puestos de trabajo en el Bierzo

La firma comarcal Green Petroleum quiere abrir una nave para comercializar la que se llamará Virtutem

Ical
10/10/2020
 Actualizado a 10/10/2020
El proyecto de agua ionizada pretende instalarse en la comarca. | ICAL
El proyecto de agua ionizada pretende instalarse en la comarca. | ICAL
En 1915, los científicos Alexis Carrel y Henry Dakin descubrieron que un compuesto químico llamado ácido hipocloroso servía para frenar las infecciones que sufrían los soldados en los distintos frentes de la Primera Guerra Mundial. Entre más de 200 compuestos con acción bactericida, éste demostró ser eficaz como desinfectante de las heridas, a la vez que evitaba dañar el tejido sano. Más de un siglo después, la pandemia de COVID-19 vuelve a poner de actualidad este compuesto, que se obtiene mediante un sencillo procedimiento de electrólisis a partir de agua y sal, como agente desinfectante “inocuo y totalmente natural”, tal y como explica Luis Brasa, responsable de la empresa berciana Green Petroleum, que ya tiene en marcha un proyecto para crear una nueva fábrica en la comarca en la que producir este compuesto a escala industrial.

Con el nombre comercial de Virtutem, la empresa berciana trabaja desde hace meses de la mano de un ‘partner’ británico para establecerse como comercializadores del producto para España y el resto de la Unión Europea. Los responsables de la compañía señalan que el ácido hipocloroso, también conocido como agua ionizada, es el “gran desconocido” en la lucha que los países europeos mantienen contra la expansión del coronavirus. Sin embargo, aunque en Europa no se está comercializando a gran escala, en Estados Unidos este producto está aprobado por la agencia alimentaria (FDA) y la de protección ambiental (EPA) como una de las sustancias más efectivas a la hora de frenar los contagios.

Certificado por varios laboratorios independientes como válido para la lucha contra el COVID-19, el compuesto, cuya fórmula química es HOCl, presenta varias ventajas frente al más extendido uso del gel hidroalcohólico y de otras sustancias como la lejía o el ozono. La principal es que no produce problemas dermatológicos ni reacciones en los ojos, debido a su carácter inocuo para el ser humano, explica el responsable de producto, Manuel Arias, que recuerda que el propio cuerpo genera esta sustancia en el interior de las células para eliminar patógenos.

Otra de las ventajas del ácido hipocloroso es su utilidad como antiséptico con capacidad esterilizadora para superficies, equipos, ropa o calzado. “Los hospitales tienen sus propias máquinas para hacer ácido hipocloroso, que se utiliza para desinfectar instrumental o espacios”, explica Arias, que añade que el compuesto también se utiliza en otras industrias como la veterinaria, la ganadera o la cárnica, debido a que no es necesario trasladar a los animales mientras se aplica el tratamiento. Además, al no ser inflamable, no es necesario ningún requerimiento especial para su almacenamiento.

De hecho, existen experimentos de fabricación artesanal y pequeñas máquinas domésticas para producir este compuesto a pequeña escala, aunque en estos casos, su tiempo de vida útil no suele superar los siete días. Precisamente, la baja estabilidad química de este compuesto, sumado al por entonces caro método de preparación, fueron los principales motivos de su pérdida de vigencia a principios del siglo pasado.

Sin embargo, los últimos avances tecnológicos en el ámbito de la investigación y los modernos procesos industriales han conseguido abaratar los costes del proceso de fabricación y estirar la vida útil del producto hasta el año, con el objetivo de darle salida comercial. De esta manera, el agua ionizada ya está disponible en formato de pequeño ‘spray’ para pulverizar las manos, así como en varios tamaños de garrafa diseñados para sustituir los depósitos de gel hidroalcohólico de los dispensadores que ya forman parte del paisaje cotidiano.

Al respecto, esta empresa fue la encargada de diseñar, fabricar e instalar el dispensador automático de gel hidroalcohólico Clean Hand, que puede encontrarse a la entrada de hospitales, ayuntamientos, colegios o farmacias. Tras el buen funcionamiento de este ingenio, la intención de los responsables de la compañía es sustituir el producto empleado en el interior de la máquina para que esos dispositivos utilicen ahora el ácido hipocloroso en lugar de la solución alcohólica.

Los planes de Green Petroleum también pasan por empezar a fabricar el producto en el Bierzo en un plazo de tiempo corto y utilizar esa planta de producción para distribuirlo desde la comarca a toda la Unión Europea. “Queremos abrir una pequeña nave, con una decena de puestos de trabajo. Es un proyecto factible con una inversión asequible”, destaca Brasa.

Además, Green Petroleum también está acreditada como servicio especializado de desinfección de locales. Para este fin, la empresa berciana dispone de equipos de nebulizadores, unos aparatos que disparan una niebla compuesta por partículas de unas de cinco micras de diámetro para dejar tras de sí una fina película uniforme que previene el crecimiento de bacterias y virus en las superficies.

La previsión de los responsables de la compañía es que estas desinfecciones puedan llevarse a cabo en zonas comunes de edificios como colegios u hospitales. “Es la única manera de ir cortando todo este tema”, asegura Brasa, que recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala a este procedimiento como el tratamiento más eficaz en la lucha contra la pandemia, utilizado a diario en países como Reino Unido, Alemania, Noruega, China o Singapur.
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