30/06/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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Habla Silvia Vega esta semana en su blog ‘No sólo un lazo rosa’ sobre la suerte. En abril contamos la historia de esta astorgana, cómo afrontaba un cáncer de pecho recién diagnosticado y reconocía que la enfermedad que le había caído en suerte tenía poquito de rosa y mucho de ‘marrón’. Me gusta la gente que habla claro, que le echa un par a la vida aunque le venga cruzada, que a pesar de los pesares encuentra la manera de buscarle el lado positivo a casi todo.

En estos meses, ha terminado su quimioterapia, ha soportado que le achicharraran la piel con la radioterapia y habrá llorado lo suyo. Pero ya ha recuperado el pelo y sigue contando su batalla en el blog y en las redes, siempre intentando ayudar a otras chicas que atraviesan el mismo calvario.

A lo largo de estos nueve meses en que cuenta su día a día, no hay texto de esta mujer brava que no me haya dejado cavilando un buen rato. Y cuando reconoce la suerte que ha tenido, y cómo a pesar de todo la vida siempre merece la pena vivirla, uno se quita el sombrero y piensa en lo mucho que nos quejamos de casi todo y en lo que nos cuesta reconocer la suerte que siempre, siempre nos acompaña. Insiste a menudo Pedro: «Si me analizo soy una mierda, pero si me comparo soy la hostia».

Cuando nos cae una cruz, nos gusta regodearnos en la tragedia, como si la mayoría de las penas –menos la muerte– no fueran más que gilipolleces que nos quitan el sueño para nada. Tiene toda la razón mi amiga Miriam: La vida es un 10% lo que te pasa, pero un 90% cómo te lo tomas. ¿O no?
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