El 8M en los ojos de una leonesa en Dubai

Con 23 años, Andrea Fernández González trabaja en una aerolínea de los Emiratos Árabes, desde donde reflexiona sobre el Día de la Mujer

L.N.C.
09/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Imagen de una de las concentraciones en la provincia de León por el 8M. | ICAL
Imagen de una de las concentraciones en la provincia de León por el 8M. | ICAL
El Día de la Mujer se vive de forma muy diversa a lo largo y ancho de todo el mundo. Andrea Fernández González, una leonesa de 23 años que trabaja en una aerolínea de los Emiratos Árabes, lo vivió este año en Dubai, una experiencia que la hizo reflexionar sobre el 8M y los derechos de la mujer con este texto en el que cuenta la vivencia de su primer 8 de marzo en un país árabe:

"A veces no te das cuenta de la realidad hasta que te chocas de bruces con ella. Eso es exactamente lo que me ha pasado a mí. Hace un año estaba entre cansada y harta de la ola feminista que estaba invadiendo España. En mi opinión, rozaba el extremismo y la moda a partes iguales. Mi idea no ha cambiado acerca de la radicalidad de muchos aspectos. Sin embargo, tras haber retrocedido unos sesenta años a través de una sociedad totalmente distinta a la que me vio crecer, he podido comprobar la gran lucha que hubo en mi país para llegar a donde estamos hoy. Y ahora siento que llegó mi momento, me toca luchar a mí.

Si tuviese que definir como me siento tendría que aludir a palabras tan hirientes como cohibida, objetivizada, sexualizada, amordazada, inútil siempre que no sea con un hombre al lado… en definitiva: cuanto menos, libre.

Algunos usan las armas para atacar, otros salen a las calles a gritar. Los artistas hacemos arte para reivindicar.

Hace unas semanas presenté una obra de teatro monologada frente a un público en Dubai. Si tuviese que caracterizarla con algún adjetivo, uno de ellos sería feminista, quién me lo iba a decir allá por 2018. Para mí el teatro es una forma de hacer reflexionar a la gente, y tuve la necesidad de regalar mi pequeña aportación. Porque si conseguía que una sola persona del público se plantease un cambio, yo, ya habría ganado. Ya no me sentiría una rebelde sin causa tratando de salir de una jaula en la que hay otras miles que, al contrario que yo, viven a gusto aceptando unas rejas que las protegen de la cruda realidad.

Este mismo jueves asistí a una charla sobre mujeres poderosas en los Emiratos Árabes, grandes historias de figuras escondidas. En la primera fila de asientos del auditorio solo había hombres. La minoría de hombres que había en la sala, se acumulaban todos en el mismo lugar. Detrás de ellos, filas y filas llenas de mujeres. Mujeres sentadas con mujeres. Hombres sentados con hombres. Alguien tenía que romper ese monopolio de patriarcado, y si tenía que ser yo, una europea, así sería.

Así que allí estaba, sentada entre hombres. No encajaba entre turbantes, pero tampoco lo hacía entre velos.
Era la primera vez que presenciaba cómo se intentaba dar un paso para avanzar convocando charlas como esa, y yo quise estar presente. Pero la realidad seguía a años luz de cualquier objetivo igualitario. Y no había ni que salir del propio auditorio para ejemplificarla.

Hace años, unas mujeres y algunos hombres lucharon para darnos lo que hoy tenemos en España. No sé si usaron armas, gritos o arte. Quizás un poco de todo. Pero gracias a ellas hoy el 8 de marzo es, en algún lugar del mundo, un día de celebración. En otros lugares, sin embargo, la fiesta se va a tener que posponer. Un día más será un día menos, así que...¡qué comience ya mismo la lucha!"
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