02/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Quien más y quien menos entre los apasionados del fútbol ha querido alguna vez conseguir un autógrafo o una fotografía de alguno de sus ídolos. Un pequeño gesto que supone mucho y que ayuda a alimentar esa pasión que es el origen de todo lo que ese deporte genera y acaba provocando los multimillonarios sueldos de sus protagonistas. Por eso, ver para bien y para mal la actitud de algunos de los jugadores del FC Barcelona en León, da que reflexionar.

Habría unas 100 personas en el Aeropuerto. Una cantidad que en ningún caso va a generar peligro o aglomeraciones a quienes se pararan. Casi todos con camisetas azulgranas, algunos venidos de fuera, todos preparados cámara o más bien móvil en mano. ¿La realidad? Fue que únicamente tres jugadores decidieron gastar 10 minutos de su tiempo en atenderles en condiciones, quedándose hasta que la seguridad les hizo marcharse porque el bus se iba: Munir, Rafinha y Vidal. Un detalle del marroquí y el hijo del mítico Mazinho, una sorpresa la de un jugador problemático muchas veces en el césped pero que en León demostró ser un modelo fuera de él.

Y eso que el chileno ha ganado y demostrado ya más de lo que algún otro que iba de ‘divo’ hará en toda su carrera. Al menos Sergi Roberto, Denis o Lenglet se pararon con algún aficionado, pero jugadores como Dembelé o Malcom pasaron sin quitarse los cascos ni mirar siquiera para los seguidores. Defraudaron el francés y sobre todo el brasileño con su esperpéntica actuación en el Reino, pero más aún con la imagen que dejaron en su exterior.

No fueron precisamente ejemplares ellos, pero sin duda sí los casi 11.000 leoneses que convirtieron en una fiesta en toda regla el Reino de León. Sin proclamas políticas, sólo reivindicación por lo leonés con múltiples banderas y ánimos a un equipo que seguro consiguió enganchar a alguno de esos aficionados que aún no es socio.

León es una ciudad de fútbol y la llama que empezó hace dos años no deja de agrandarse. El miércoles se fue a ver al Barça, pero a animar a la Cultural. Y eso no es tan normal cuando un grande va a una ciudad sin fútbol de Primera...
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