oscar-m.-prieto-3.jpg

Egoísmo, maldad y estupidez

21/12/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
A veces mi egoísmo me llena de maldad y te odio casi hasta hacerme daño a mí mismo». Así le escribía el poeta una carta sin despedida a su amada quien, supongo, era una mujer.

Hoy recupero este comienzo, sin embargo, para hablar de la Tierra, que antes de ser planeta de rotaciones y cifras, fue también mujer y diosa, siempre madre nutricia, concededora de dones y protectora de los frágiles humanos.

Hemos hablado estas semanas de arreglar, de reciclar, de aprovechar, de no malgastar. Cómo si eso mereciera una medalla. Cómo si por decir la verdad –le escuché una vez a un buen profesor– le tuvieran que poner a uno un estanco. No, no nos engañemosni nos vanagloriemos creyendo que con estas acciones estamos haciendo algo por la Tierra.

Es cierto que el egoísmo termina haciendo daño al propio corazón egoísta, pero no tanto por maldad, como por ignorancia. Porque el egoísmo es ciego y torpe y, a diferencia del destino del que hablaba Borges, es terriblemente humano. El egoísmo y el exceso y la soberbia siempre conducen a la perdición y no sólo en las tragedias griegas. Quien sólo atiende a su interés, termina cavando un agujero bajo sus propios pies. El ego es ignorante.

No le hacemos un favor a la Tierra ahorrando agua, reparando un par de zapatos, separando la basura por colores o comiendo verduras de temporada. En realidad, todas estas pequeñas decisiones, que quizás ya no basten para frenar la catástrofe, las debemos hacer por nosotros mismos, por nuestro propio interés pues nos va mucho en ello.

Seamos egoístas, pero con inteligencia, defendámonos de nosotros mismos y de nuestra engreída ignorancia, trabajemos por nuestro interés, porque no es la Tierra quien está en peligro, somos nosotros, los humanos, los que corremos grave riesgo de extinción, los que podemos desaparecer de la faz de este Planeta, si seguimos así, creyéndolo nuestro. Urge hacer algo, seria y egoístamente, si queremos salvarnos. Porque nosotros nos iremos, pero quedará la Tierra girando con su pozo blanco. Seamos un poco inteligentes, no es cuestión de ser ecologistas, basta con no ser estúpidos.

Les deseo una feliz Navidad.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
Lo más leído