Educación sexual 2.0

¿Sabían que los niños acceden por primera vez a la pornografía a los 8 años? Esta es una de las conclusiones más llamativas del reciente informe de la Universidad de las Islas Baleares

Sofía Morán
23/06/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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¿Sabían que los niños acceden por primera vez a la pornografía a los 8 años? Esta es una de las conclusiones más llamativas del reciente informe ‘Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales’, llevado a cabo por la red Jóvenes e Inclusión y la Universidad de las Islas Baleares. Sí, ya sé lo que están pensando, en este momento se agarran fuerte a esa idea que tenemos todos de «vale, pero mi hijo seguro que no». Porque el mío es muy infantil, y la mía aún juega con las muñecas, porque es imposible, y porque no me lo puedo ni llegar a imaginar. Pero los datos nos dicen que el 70% de los adolescentes españoles han visto porno en internet, un consumo que se inicia a los 8 años y se generaliza a los 14. Ese primer contacto no suele ser ni siquiera buscado, normalmente se lo encuentran, debido a su familiaridad con el móvil de ultimísima generación. Y miren, qué quieren que les diga, hay imágenes que con 8 años revientan en mil pedazos su inocencia y cualquier idea previa sobre el sexo que pudieran tener.
Somos esa generación de padres modernos, cercanos, comprensivos, esos que a veces pecan de ser amiguetes más que padres. Vivimos preocupadísimos por su alimentación, porque destaquen en sus estudios, manejen las 25 actividades extraescolares a las que les apuntamos, hablen idiomas, hagan deporte... un universo entero girando en torno a ellos. Nosotros, ya no educamos como nos educaron. Todo, absolutamente todo ahora es distinto; salvo una cosa: ¿ustedes hablan con sus hijos sobre sexo?

Y no me refiero a esa charla incómoda que llega tarde y mal, esa en la que no pasamos de los embarazos no deseados y las enfermedades de trasmisión sexual. Me refiero más bien a aquello de tratar con normalidad estos temas, sin mentiras, cuentos, ni tonterías. Les hablo de educar en este aspecto, igual que lo hacemos en todos los demás. ¿Es que esto es mucho pedir?

Que sí, que somos muy modernos para lo que queremos, pero cuando llega el momento de aclarar dudas, y darles una información acorde a la realidad que viven, nos come el miedo y la vergüenza. Por eso casi un 70% de los adolescentes entrevistados para el estudio, reconoce haber recibido una educación afectivo-sexual «insatisfactoria», y para resolver sus dudas acuden mayoritariamente a sus amistades y a internet. Los adultos no somos una opción para aconsejar en materia sexual. Nada nuevo bajo el sol.
Ni en casa, ni por supuesto en la escuela, donde no van más allá de alguna charla o taller puntual, y ya con eso pueden ir dándose con un canto en los dientes las criaturas.

El resultado de todo ello, es que tenemos a los adolescentes viendo pornografía y a Nacho Vidal ejerciendo de ejemplo de lo que debe ser una relación afectivo sexual. Agárrense que viene curva. Y es que pocas cosas pasan con semejante percal.

Existen claras recomendaciones de la Unesco, investigaciones de la OMS, y estadísticas europeas que defienden la necesidad de impartir la educación sexual en los colegios y escuelas. Pero cuando algo así se plantea en este país, los padres volvemos a salir a escena, rasgándonos las vestiduras, lanzando gritos de ahogo y escándalo, teniendo en la cabeza esa idea casposa y antigua de que educar sexualmente a nuestros hijos es incitarles y animarles. Sin embargo, como bien dice el sexólogo José Bustamante: «Está demostrado que quienes reciben educación sexual desde pequeños, le cogen más respeto, suelen pensárselo más, y sobre todo aprenden a respetar la intimidad y la postura de la otra persona. Debemos ceñirnos más a lo que dice la ciencia y dejarnos de ideologías».

Una educación afectivo-sexual de calidad, científica, adaptada a cada edad, que tenga en cuenta aspectos tan importantes como la autoestima, la seguridad, los límites, el conocimiento del cuerpo, la afectividad y la diversidad.

Nadie lo hizo con nosotros, pero eso fue en el siglo pasado.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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