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Educación pública

28/06/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Después de finalizadas las pruebas de la Ebau (antigua selectividad para entendernos entre los más viejos del lugar), y una vez analizados los resultados obtenidos por los bachilleres, se ha podido comprobar, un año más, algunos hechos que por ser repetidos debieran ser tenidos en cuenta.

Es una prueba poco o nada selectiva en cuanto a la tasa de alumnos que la superan, ya que más del 90% del total de los presentados obtienen calificaciones de apto. Por otro lado, hay un claro sesgo de calificaciones entre autonomías, y eso sí que es discriminante, ya que alumnos con calificaciones sobresalientes en algunas de las pruebas realizadas en algunas comunidades autónomas, no mantienen dichas calificaciones de excelencia cuando les toca competir, en igualdad de condiciones, con otros alumnos peor calificados en otras comunidades más exigentes (como la nuestra) y que obtuvieron peores calificaciones globales. Algo parece no ajustarse a los baremos que debieran si no ser iguales, sí que al menos equivalentes y estandarizados.

Quienes rigen los destinos del futuro universitario de esos bachilleres, bien harían en acordar, de una vez por todas, una prueba única de estado, y en caso de que no sea así, que las condiciones, temarios y calificaciones tengan una pulcritud igualadora extremada, y no sean dependientes de los criterios fijados en cada una de las 17 comunidades autónomas.

El último dato sobre el que requiero su atención es que, como siempre, las mejores calificaciones han sido obtenidas por alumnos que han cursado su bachillerato en instituciones públicas, totalmente públicas, ni privadas ni concertadas, públicas y por tanto alejadas de cualquier engaño. Algún día los padres se darán cuenta de que no hay nada mejor para el futuro del país que mantener un sistema público de enseñanza de calidad. Para aquellos que nacen sin posibles económicos, ningún acto es más revolucionario y que asuste más a los poderosos que el que los ciudadanos estén formados sin dogmas y con excelencia.
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