12/04/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Parece que habría que felicitar al Ayuntamiento de Cacabelos, puesto que da la impresión de que ya tienen solucionados todos los problemas del municipio y, dado que se aburren, se dedican a hacer mociones como la publicada recientemente «promoviendo, como ellos dicen, la laicidad en el ámbito municipal». Eso sí, ignoran que la laicidad ya existe en todos los municipios de España, y que lo que ellos quieren promover es más bien un laicismo que no viene a cuento, y menos en Cacabelos, donde precisamente resulta ejemplar y atrayente la labor que está realizando su párroco Don Jesús en lo referente a celebraciones religiosas, incluidas las procesiones, que son noticia en todas partes por lo bien organizadas y por su inmenso poder de convocatoria. La moción que hoy comentamos nos parece una ofensa innecesaria, además de ridícula, a los vecinos de Cacabelos.

Ignoro quién ha sido la lumbrera que ha redactado los catorce puntos del documento. Es posible que lo hayan copiado de otros ayuntamientos pioneros en el anticlericalismo más rancio y casposo. No merece la pena detenerse a comentarlos. Tan solo me permito hacerles algunas sugerencias que pueden ayudarles a completar su proyecto:

Dado que por Cacabelos pasa el Camino de Santiago, que fue un Apóstol de Jesucristo, debería tal vez hacerse un desvío o cambiarle el nombre, evitando toda referencia religiosa. Podrían llamarle, por ejemplo, ‘La ruta hacia Finisterre’.

Eliminen la fiesta de la Pascua o cámbienle el nombre, pues no tiene sentido que el municipio celebre la resurrección de Jesucristo. Lo ideal sería también hacer laborable el domingo, Día del Señor. Y eliminar la Navidad y la Semana Santa; no solo cambiarles el nombre, pues huelen a religión.

Hablan de quitar la exención del IBI. Además de hacer pagar el IBI al santuario de las Angustias y al templo parroquial, quiten esa exención a los demás monumentos públicos exentos. Privilegios para nadie. En realidad lo ideal sería expropiarlos o prenderles fuego, como ya hicieron con otros templos sus antepasados ideológicos.

Establecen poner tasas e impuestos a las celebraciones religiosas cuando ocupan espacios públicos. Especifiquen quién pagará esas tasas en caso de un entierro religioso: si la Iglesia o la familia del difunto. Y en las procesiones, ¿las paga el cura o los asistentes a las mismas? Deben aclararse. Así mismo encuentro una laguna: no hablan de penalizar el toque de las campanas, pues producen contaminación acústica.

En fin, si les parece bien, que cunda el ejemplo.
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