03/03/2021
 Actualizado a 03/03/2021
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Llevamos un año conjugando la vida con echar de menos. Echamos de menos a quienes se han ido por culpa de la pandemia o de cualquier otra enfermedad y también a quienes se perdieron por los caminos de la vida. A esos también se les echa de menos. Esta locución verbal la hemos conjugado con mucho más que sentimos venido a menos en estos últimos 365 días. Yo echo de menos salir de casa sin saber la hora a la que voy a volver y hacerlo sin distancias de seguridad. Y bailar. También echo de menos abrazar. Y sentarme en el banco de la plaza de cualquier pueblo conociendo a un paisano o resguardarme en la mesa camilla de cualquier paisana para escuchar sus historias sin que la voz me llegue por un auricular. Echo de menos celebrar de verdad, sin dejar acumulados los motivos por los que brindar cuando todo esto pase. Echo de menos descolgar el teléfono y decir: «¿Qué haces? Voy a veros». Carretera y manta. Echo de menos ver las caras completas y no tener que adivinar las sonrisas. Echo de menos los empujones para llegar a la primera fila de un concierto. Y cantar y gritar sin miedo a lo que no se ve pero está ahí. Echo de menos sentarme a cenar sin tener que contar cuántos somos y echo de menos toser en la cola del súper sin sentirme en la sospechosa número uno del lugar. Extraño los planes con fecha fija, los que se hacen sin tener que estar pendiente de las estadísticas en las que se va a fijar Igea la semana que viene para que pueda hacer uno algo más allá de toques de queda y cierres perimetrales. Echo de menos cuando hablábamos sin que en la conversación saliesen las palabras confinamiento, asintomático, aerosoles, cuarentena, Erte y test de antígenos. También echo de menos pegar un mordisco a bocadillo ajeno y los besos de mi madre. Echo de menos que los positivos fuesen solo ese tipo de personas de las que me gustaría rodearme y no de las que tener que alejarme. Echo de menos cuando en los periódicos no se echaba la cuenta de los contagios ni de las vacunas que estaban por llegar. Echo de menos conjugar la vida con algo que no sea echar de menos...
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