Te propongo un juego o algo más. Si vas por la calle, si estás en un parque o similares y ves a un niño pequeño con su abuelo por la oreja, síguelos, escucha su conversación, verás cómo hay pocas cosas más entretenidas.
Les separa casi un siglo y se entienden perfectamente, hablan el mismo idioma, hacen concesiones en sus pretensiones, llegan a un acuerdo... cuánta falta harían todas estas circunstancias en otros campos donde gentes mucho más sensatas, se supone, y preparadas, es un decir, son incapaces de nada de lo apuntado pese a ser de la misma generación, estar en el mismo barco y tener la obligación de remar en la misma dirección.
Yniño y el abuelo sólo echan a pies para iniciar el juego, todo lo demás llega por añadidura, fruto de su sintonía.
Os cuento un ejemplo, a unos de los que seguí. Van hablando de comprar algo para merendar y pasan por delante de un escaparate en el que hay balones al módico precio de 4,95 euros.
– Mira abuelo, un balón por menos de cinco euros.
– Vamos a comprar la merienda.
– Primero el balón.
– Primero lamerienda.
– Abuelo, es que no hago vida de tí.
Lanzó el anciano una gran carcajada, abrió la puerta de la tienda y entraron.
Y os aseguro que el niño no se quedó sin merendar.
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