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Dueños de la herida

30/04/2021
 Actualizado a 30/04/2021
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Resulta hermoso y gratuito observar y disfrutar del rosear luminoso . Hermoso, sí, gratuito, también, pero los españoles en su mayoría hace mucho que nos crece una herida inacabable ( cómo suena Antonio Gala con el El Dueño de la Herida) , hermoso, sí, semejante a las alas del rocío caído sobre las berzas de los huertos más los cerezos y el jengibre.

Digamos, especificando, que la herida española se divide en cuatro: la herida del trabajo, la del covid-19 y la vacunación , la reciente de los madrileños y la de los jóvenes periodistas asesinados en Burkina Faso. Ya hace que se han ido los andamios, o sea, que falla el trabajo en la construcción , aunque aquí habría que hacer una parada y analizar el asunto de los ERE junto con otros aspectos. Nosotros podemos barruntar únicamente mientras un análisis detenido, serio, estudioso requiere la intervención de especialistas. Concedámosles, pues, la palabra a ellos.

En cuanto al covid-19 hemos de indicar que ha expandido sus ‘tentáculos’ por todo el mundo hasta originar una pandemia gravísima, sobre todo, últimamente, en India. Resulta terrorífico ver las imágenes que nos aporta la televisión de tantos cadáveres ardiendo en una pira fúnebre que abarca a miles y miles de muertos repartidos por tan inmenso país. En cuanto a la vacunación, de entrada hay que señalar que es una suerte grande para los países con posibles su creación, pues ello nos garantiza su compra y, probablemente la inmunidad . No obstante, sin salirme de esta cuestión, debo agregar que , salvo los negacionistas como sucede con el ídolo de barro, el ídolo venido abajo llamado Miguel Bosé o la actriz Victoria Mérida Rojas conocida por Victoria Abril, una minoría, la población leonesa acude en multitud a vacunarse. A unos amigos míos les inyectaron ayer la Pfizer en el Palacio de Exposiciones. La cola de ‘aspirantes’ a ese pinchazo benefactor era larguísima y ordenada. Venían felices. Yo estoy deseando que me citen. De momento a aguardar.

Dueños de la tercera herida son numerosos madrileños, votantes o no el día cuatro de mayo los cuales rechazan en todos los foros, barrios o encuentros la reaparición de cartas amenazantes, incluso con la muerte, a políticos, por ahora, entre ellos al antiguo Presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Deplorable e imperdonable la acción de quienes ejecutan tamaña perversión.

Intencionadamente con fervor he dejado para cerrar este escrito la cuarta herida. Los dueños hasta ayer eran y siguen siendo fuera del tiempo los periodistas españoles David Beriain, originario de Artajona, Navarra y Roberto Fraile, nacido en Baracaldo, Bilbao, asesinados ambos en la pobrísima Burkina Faso, sometida al sátrapa Roch Marc Christian Kaboré por un grupo difícil de catalogar, posiblemente furtivos cazadores que veían peligrar su bienestar quienes querían mantener en silencio sus latrocinios u otros delitos además. Permitidme que felicite a los dos, capaces de encender estrellas en los tendejones a medio hacer o semiderruidos de los burkinabeses excluidos de la riqueza, que no de la bondad, pero disculpadme por mi inclinación a Roberto Fraile cuya familia materna procede de Valdespino Cerón, pequeño pueblo leonés donde veraneaba y donde va a ser enterrado para seguir escuchando la lluvia y el viento mañanero y el aullido del lobo y las torcaces. Para seguir amando a sus seres más queridos. Tus ojos, Roberto, jamás serán unas palabras, unas palabras frívolas, unas palabras que no van a ninguna parte.
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