
La cena degustación que acogió anoche el gastrobar Clandestino fue un auténtico festival para los sentidos, todo un derroche de sabores gracias al duelo a cuatro manos en el que se batían dos chefs leoneses. El equipo de cocina del anfitrión, Javier del Blanco, y el de los visitantes cántabros –con Miqui Rodríguez a la cabeza (Umma Santander)– ofrecieron a los 60 afortunados comensales una selección de algunos de sus mejores platos, en un menú que constaba de ocho propuestas, más alguna que otra sorpresa en la traca final de una cita muy potente en una noche en la que el único ‘ganador’ fue el paladar de los clientes.Durante casi cuatro horas se prolongó esta iniciativa ‘foodie’ cuyo objetivo –dar a conocer las cocinas de ambos locales– se vio más que satisfecho. Antes de cada plato, la explicación de su elaboración, a cargo de los dos cocineros, exultantes, y el maridaje preparado para la ocasión por otro leonés, Daniel Giganto.

Servidos en pequeñas dosis, un coupage de vermuts, un vodka martini, un rosado, un blanco delicioso, las burbujas de un pinot noir, la cerveza leonesa Kadabra o un Pedro Ximénez fueron el acompañamiento perfecto para un menú equilibrado y muy abundante que
entusiasmó a los asistentes. Y como traca final con los postres (tres), hubo gintonic, queimada de ron y hasta nitrógeno como broche de oro a una noche redonda que Clandestino espera repetir pronto, junto a otros cocineros.
Para ver el menú completo, en el reportaje que publicó La Nueva Crónica 'Un menú a cuatro manos'.