La marcha partía a las 9:30 horas de Quintanilla de Somoza para recorrer, en una jornada soleada, los 11 kilómetros entre la pedanía de Luyego de Somoza, Boisán y Filiel: la zona cero del incendio donde la riqueza arqueológica se entremezcla con la natural, es tierra donde las ‘arrugias’ de los vestigios mineros romanos asoman, en la parte no quemada, entre los alisos y los robles.

Luis Martínez manifestaba que las cenizas de los caminos “son el suelo” erosionado que “ha perdido la capacidad de absorber agua, por eso vamos a tener problemas durante unos años” con los abastecimientos contaminados con cenizas y con la escasez, “es la experiencia que tuvimos en Tabuyo después del incendio de 1998”, provocado por los ejercicios militares. El alcalde de Luyego indicaba que “es otra cosa que tenemos que reclamar al Ministerio” de Defensa.
La marcha concluía en la plaza de Filiel con poemas de Paz Martínez y Toribio de Priaranza antes de la comida compartida. La jornada finalizaba con un concierto de Isamil9.