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Dos por el precio de uno

07/02/2021
 Actualizado a 07/02/2021
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En Valladolid, donde, dicen, atan los perros con longanizas, han convocado el congreso provincial del PP para el próximo 6 de marzo. Y en León, de manera subrepticia, ya se están arrancando los motores –el calentamiento de las maquinarias, al ralentí, lleva unas cuentas semanas– a la espera de que Génova decida la fecha de su celebración, que, en principio, no iría más allá del verano. El recado genovés se circulará en el momento adecuado. Y preciso. Antes, Madrid, es decir, Teodoro García Egea, intentará amarrar las maromas a los bolardos del embarcadero para evitar colisiones, que todo apunta a ello. Nada nuevo bajo el sol.

Curándose en salud, el paladín de Casado y secretario general habla, en términos engañosos, de apuntalar candidaturas de consenso con el fin de difuminar tensiones. Dicho de otra manera, que los que lleguen –si llegan– no descabalguen de un plumazo a los que están. O, al menos, no a todos. La eterna cantinela tan repetida en el Partido Popular para templar gaitas y, dadas las circunstancias, soslayar sobresaltos anticipados.

En el fondo solo es palabrería fina porque el martillo pilón está sobre el yunque desde tiempo atrás. Y en mayor medida en la provincia leonesa. Debido a ello lo que subyace junto al río Bernesga, en el Paseo de Salamanca, es que Madrid apuesta por la renovación –la palabra favorita de quienes mangonean el partido en León y con la que jodieron al prójimo con el beneplácito del jubilado Herrera y la concomitancia de terceros– mientras que Valladolid, o lo que es lo mismo, Alfonso Fernández Mañueco, envida por un inmovilismo matizado. Y controlado. En el supuesto de la reelección de Martínez Majo en la presidencia de la organización –que es mucho suponer ahora– Mañueco se aseguraría el sometimiento total del territorio. Es el trajinado guión que, cual mantra único, se maneja por parte de la dirección regional del charrán. El problema –que esa es otra– se centra en el distanciamiento entre Casado y Mañueco desde las famosas primarias de 2018.

Ahora bien, lo que resulta incontrovertible es que aquí, aparte de un profundo cambio en sus estructuras, se necesita un líder. Alguien que marque el paso y tenga las ideas claras. Que convenza, primero, a los afiliados y, a continuación, que sepa llegar a la gente. Con espíritu ganador y proyectos atractivos. Y que pise la calle. Eso es a lo que se aspira porque León siempre ha sido plaza importantísima para los populares. Recuérdese que el resultado de las últimas elecciones municipales y nacionales –con la excepción del Senado– no cubrió gastos. Y en cuanto al alcaldable para la capital leonesa en 2023 también se espera un candidato con ese perfil. Dos por el precio de uno.
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