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Dos librerías, dos

16/01/2022
 Actualizado a 16/01/2022
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Tula Varona y Sputnik, dos librerías (negocio que alguno daba por muerto, pero estaba tomando cañas, leré) llevan dando colorcito y calorcito a León desde hace un tiempo y van camino, no de comerle la tostada a nadie, pero sí de convertirse en algo que otras no consiguieron antes. Se están convirtiendo en refugio. Galatea y Alejandría tienen verdadera vocación literaria, Pastor, Maisa y Artemis son fuertes y te traen lo que quieras, pero en ninguna de esas se puede tomar algo tranquilamente, cuando en Tula Varona y Sputnik sí. Y ese es el quid para que algunos clientes lectores se hallen cómodos. Para ellos es básico eso, como para mí ir a Loewe y que me pongan un café. No vuelvo si no lo hacen. Que no.

Son dos librerías, dos, sí, pero no por eso las vamos a enfrentar, no. Porque no corren tiempos de dicotomías doméstico-belicosas rollo Schweppes Limón contra Fanta Naranja. Aquí no hay que elegir entre una y otra, se puede ser de las dos. Incluso de una tercera. Viva el poliamor.

En Tula Varona, dice mi irlandés de referencia, se junta toda la intelectualidad de los alrededores. Por psicología será entonces que tienen una mesita con libros de autores leoneses, para que se vean publicados y aflojen y suelten perlas. El rollo es así, cálido y relajado, vieja escuela, su responsable sale a fumar y te deja a tu aire hojeando libros dentro. Tiene sobre todo segunda mano porque se montó a partir de una gran colección adquirida a otra librería de lance desaparecida, pero novedades también, algunas, seleccionadas. Y sirven mosto en vasos bonitos y tienen una terraza soleada y un escaparate que deja entrar tanta luz como haya en la calle.

A Sputnik, que antes que librería fue tienda de ropa, de aquello le quedan los calcetines. Y ponen desayunos y venden algo de artesanía también y otras cositas, porque su modelo de negocio es tan abarcador que el equipo incluso promueve fiestas y conciertos. Es una librería hipster, sin ambigüedades. Tiene lo que recomiendan en Rockdelux, en Babelia, en Jot Down, su revolving con la colección de bolsillo de Anagrama y la mayoría del catálogo de Blackie Books o Acantilado. Yo me lo llevaría todo. El local podría parecer un poco frío por grande y silencioso si fuese un antro del Húmedo, pero resulta que es un espacio de lectura, conque fenomenal.

Poniéndome hiperbólico diría que ambas son una mezcla de City Lights y el Vesubio, pero no hace falta. Tula Varona y Sputnik tienen madera para consolidarse en León como dos refugios, dos, del frío y de la ignorancia. Y de la sed.
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