¿Dónde se firma?

16/05/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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Hay una frase que me han repetido decenas de jugadores históricos de la Cultural en el último mes que me ha convencido de que la Cultural fue otra historia. Calo la dejó escrita igual que Miche o Isaac El Gitano; Raúl, el único vivo del equipo de Primera, la dice convencido; Félix, Puente, Mantecón, Ovalle, Villafañe, Gerardo, Celso... los más grandes culturalistas, están convencidos de ello: «¿Cuánto nos pagaban? No recuerdo, muy poco, pero si nonos pagaran nada habríamos firmado igual, para mí jugar en la Cultural era un sueño».

Y añaden una confesión: «No miré ni la cantidad, nada más tenía ganas de firmar y ponerme a jugar con la Cultu». Casi todos los citados, tal vez todos, llegaban desde el Júpiter, y casi todos, tal vez todos, habían comenzado su carrera futbolística en el mismo equipo: la calle; el barrio, Santa Ana, San Esteban... la calle.

El sueño se apagó. ¿Quién iba a soñar con un equipo que jugaba casi para cuatro amigos en un campo desangelado y frío?, ¿quién iba a querer participar en una historia escrita en el barro y en la oscuridad de un pozo, que es como siempre se apellida a la Segunda B, es decir, la Tercera de toda la vida?

Pero imagino a estos chavales mirando el domingo para la grada llena, como la vieron contra el Celta B o el Racing. Los imagino el día del Barça B.

Sólo hacen una pregunta: ¿Dónde se firma?

Ésa es la primera victoria, que no es poco, ni mucho menos.
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