¿Dónde se enchufa la pala?

04/04/2018
 Actualizado a 07/09/2019
a-la-contra-04-04-2018.jpg
a-la-contra-04-04-2018.jpg
La imagen debería ser normal, lo era hasta antesdeayer, y sin embargo ya no lo es. Tristemente ya no lo es, dirían los que siguen creyendo en los libros de papel, los que les gusta tocarlos, los que leen en el parque, los que esperan al sol, los que quedaban en el reloj del banco de Bilbao...

Aquellas gentes con otras costumbres.

Porque leer en un libro con pastas era la única forma de leer. Porque para que te guste el olor a la tinta y al papel los tienes que haber olido antes. Porque para leer en el parque tienes que ir, sentarte, y no esperar nada más que disfrutar del momento. Porque para que sea un placer tomar el sol tienes que haberlo disfrutado al abrigo de cualquier pared de tu infancia o de la improvisada tertulia con los vecinos que también buscaban el abrigo frente a los vientos de los montes. Porque para quedar en el reloj del Banco de Bilbao a las siete de cualquier sábado es imprescindible que no te hayas enganchado al móvil, al wasaap o todas esas fórmulas que te permiten vivir comunicado con todo el mundo pero sin necesidad de hablar con nadie...

Tal vez por ello los que pasaban se quedaban mirando para la joven lectora. Extrañados. Tal vez buscando el misterio de la estampa. Como aquel al que le dieron una pala para trabajar y miraba a ver dónde estaba el cable para enchufarla y que trabajara ella sola. Cosas veredes.
Lo más leído