Donde los negrillos en vez de morir hacen cuádriceps

Manuel de Arriba Ares convierte todo aquello que ‘sobra’ en un aparato para hacer gimnasia, rural eso sí

Fulgencio Fernández
30/05/2021
 Actualizado a 31/05/2021
Manuel de Arriba ajustando las piezas de la máquina para hacer cuádriceps, concretamente dos bombos de lavadora vieja y jubilada de servicio. | MAURICIO PEÑA
Manuel de Arriba ajustando las piezas de la máquina para hacer cuádriceps, concretamente dos bombos de lavadora vieja y jubilada de servicio. | MAURICIO PEÑA
La verdad es que según lo ves lo primero que te viene a la cabeza es una frase que se repite mucho a quienes llegan: «No entiendo nada». Poco a poco lo vas entendiendo, los paneles explicativos te ayudan, y la llegada de Manuel de Arriba Ares te aclara todas las dudas, le da sentido a los aparatos y hasta es un modelo de reciclaje: «A todo aquello que me traen le doy sentido y aplicación, me da igual una bicicleta vieja que solamente su cadena, el bombo de una lavadora o un armario que iba camino de la basura y ahora es unbanco de pesas». Claro que las pesas son otras ruedas de hierro de un carretillo y se quieres ir aumentando el peso que quieres levantar no tienes más que llenar de piedras los dos calderos hasta los que llegan unas cadenas de aquellas de atar las vacas al pesebre, con un sistema de poleas y otros engranajes que se repite en muchos de los aparatos de este singular ‘Gimnasio Ecológico de Valdespino de Somoza’, el pueblo natal de Manuel, aunque éste haya pasado buena parte de su vida en Argentina, de ahí que cuando preguntas en el pueblo te respondan: «¿El del argentino?». O que los chavales a los que entrena en el instituto de Astorga le llamen El Che. «Ya sabes, allá eres el español y acá eres el argentino».

- Es más, para que todo sea ecológico y reciclado toda la madera que hay son troncos de negrillo, de los que han sufrido la grafiosis, pero que a pesar de ello aguantan unos cuantos años. Y ahí tengo más para ir reponiendo.

Cierto, en una esquina de la pradera en la que construyó poco a poco su gimnasio ecológico y rural acumula Manuel de Arriba Ares muchos más troncos para ir reponiendo aquellos que se estropean definitivamente. Aunque su preocupación ahora mismo es poder quitar la hierba que va creciendo y le da ‘mal aspecto’ general al gimnasio, como de un abandono que no es real. «Yo vengo todas las semanas varios días y voy reparando aquello que se necesite; lo que ocurre es que no tengo desbrozadora y ando segando con la vieja guadaña de mi padre que necesitaría estar mejor afilada, eso que llaman cabruñar pero que requiere saber hacerlo».

— Y paciencia.
— Y mucha paciencia.

Recuerda Manuel cómo puso en marcha esta singular idea que, además de gimnasio, es uno de los atractivos del pueblo. «La mayoría de la gente que pasa por aquí realmente viene a verlo, otros hacen gimnasia y algunos mayores del pueblo, en verano que en invierno no vive casi nadie, se animan recordando que ellos anduvieron mucho en bicicleta, por ejemplo, y pronto se dan cuenta de que ha pasado el tiempo». Y nos lleva hasta el rincón de las bicicletas estáticas, que responden exactamente a su nombre ya que son una vieja bicicleta ya en desuso, sujeta con troncos de negrillo y un sistema de frotación entre ruedas que provoca que hagan resistencia los pedales cuando los usas. Imaginación no le falta a los aparatos y se intuye un manitas detrás de su creador.

- ¿Cómo nació la idea?
- Fue hace más de 15 años, en 2005, al regresar de Argentina donde habíahecho la vida y sigue viviendo mi familia, mis hijos, que paseando por estos parajes del pueblo, disfrutando de la naturaleza, vi los troncos, cosas que tiraba la gente y me puse a darle vueltas a la cabeza. El lugar donde estamos es un paraje del pueblo, donde estaba la tejera, de aquí salían tejas para todos estos pueblos de la Maragatería. Y cuando me puse con ello fueron muchos los vecinos que comenzaron a traerme cosas, las bicicletas que no les servían, las de los nietos al final del verano, bidones que andaban por ahí olvidados... en fin, de todo.
- ¿Todo es reciclado?
- Absolutamente todo, no compro absolutamente nada, con lo que me van trayendo voy pensando en la utilidad que se le puede dar.

Manuel de Arriba se dedicaba a la Educación Física en Argentina, por lo que no le es ajeno todo este mundo de la gimnasia. Si le sumas que le gusta la naturaleza y pasear por los parajes de Valdespino... tienes el gimnasio. También aquí entrena a los chavales de los equipos de fútbol del instituto de Astorga, «aunque este año está todo parado, no hay extraescolares. A ver si pasa el bicho».

- ¿Qué buscabas con este gimnasio?

Biclicletas inservibles que ahora son bicicletas estables, bombos de lavadora, ruedas que son pesas, piedras en bidones... todo vale, y para la madera utilicé negrillos de aquellos enfermos
No contesta. Muestra un panel reciclado, sobre lapuerta de un frigorífico Fagor, donde cuenta su historia: «Este Gimnasio Ecológico ‘Lumen’ es el modesto granito de arena que aporto a mi pueblo, Valdespino de Somoza, de manera altruista. Realicé esta obra de forma totalmente artesanal: nada eléctrico ni mecánico. Mis herramientas fueron el martillo, el hacha, los barrenos, la sierra y el pico, además de mis humildes conocimientos como profesor de Educación Física. Trabajé tres años, recorriendo escombreras y solicitando la colaboración ciudadana para conseguir los elementos que luego reciclé».Y remata su explicación con una reflexión, muy suya: «Este peculiar gimnasio, que nació de la naturaleza, volverá a ella».

Mientras tanto, es uno de los atractivos de Valdespino de Somoza
Lo más leído