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¿Dónde han quedado las políticas progresistas?

01/04/2020
 Actualizado a 01/04/2020
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Parece que seguimos acostumbrados a pedir a nuestros vecinos ayuda económica, antes que arreglar primero nuestra casa, mirando de soslayo cuando nos niegan esa ayuda económica, como si dárnosla fuese obligatorio para ellos.

Todo nos sienta mal, y el problema siempre es de los demás, antes que nuestro; una vieja excusa para salvar los muebles a cualquier precio.

Nos bombardean con medidas económicas que parecen tomadas a toda prisa, y quizá así sea. Pero hay una cuestión importante que debemos plantearnos:

¿Por qué un Gobierno de izquierdas evita tomar medidas progresistas?

Podemos hablar de algunas de ellas si quieren.

Que les parece subir los impuestos a los más ricos, y es que la riqueza de los más acaudalados creció un 110% desde el 2011. Para que se hagan una idea, tan solo una subida del 0,3% a las grandes fortunas, supondrían más de 205 millones de euros en la recaudación tributaria.

Por supuesto que todas estas medidas son mal recibidas, incluso las que nos tocan más directamente al resto de ciudadanos, pero pueden ser entendidas, si nuestra clase política predica con el ejemplo, y pueden ser asumidas más agradablemente si se considera que serán medidas fiscales temporales; vayamos al grano.

Una buena política progresista es una reducción en los salarios no solo de nuestros gobernantes, sino en sus equipos asesores y personal de confianza, que como buenos ciudadanos también deben apretarse el cinturón. Obviamente la recaudación que genera esta medida, puede servir de bien poco en el total de la economía nacional, y que la realidad es que se necesita una reforma estructural más profunda (que por supuesto nadie se atreve a realizar). Pero predicar con el ejemplo, siempre es bien visto por la opinión pública y ayuda antes de tomar otras medidas generales, poco populares y con el desgaste político que conllevan.

Otra de las medidas necesarias es la subida progresiva (en este caso temporal) del IRPF; esta medida no nos gusta a nadie, pero en la situación actual, nuestra recuperación económica va a depender de este tipo de impuestos progresivos. Este tipo de medidas, debe ir parejo a una subida de los salarios de los trabajadores. Siempre es más fácil negociar una subida de salarios con los empresarios, que pagar prestaciones sociales a cargo de las empresas, a las que siempre hay que dar margen para adaptarse a las nuevas coyunturas comerciales; una subida de salarios incentiva el consumo, y en el caso de España, con alta tasa de paro e intereses bajos, no repercutiría en una alta inflación a medio plazo.

Si esperamos que la economía arranque con fuerza, y a esto apuntan todos los expertos, tenemos que dar margen a impuestos como el IVA, para aumentar la recaudación. Hay margen para subir el IVA a productos que no sean de primera necesidad, gravando por supuesto a los artículos de lujo. En 2019 se recaudaron, según el Gobierno, 221.692 millones de euros. Por lo que una subida de uno o dos puntos en el IVA, si bien no ocasione en el primer año un aumento de la recaudación, sí puede contribuir a que esta no caiga en exceso por el parón económico de esta nueva crisis.

Todas estas medidas no son muy populares, pero en la situación que nos toca vivir actualmente, son mejores opciones que andar mendigando fuera de casa, y pagar la deuda a otros países que a nosotros mismos; así evitamos que nuestros socios europeos del norte (los asociales) la oportunidad de ponernos la cara colorada por nuestros desfases económicos y por no cumplir con lo acordado (hay que recordar que en Holanda, en la letra de su himno nacional, se trata a los españoles de «crueles» y se asustaba a los niños no con que viene el «coco» si no «que viene el Duque de Alba»).

A propósito de economía, no quiero cerrar este artículo de opinión, sin tocar el tema de la sanidad, pero desde la perspectiva político-económica. De todos es sabido, que la economía española adolece de una nueva restructuración de base; se está apostando por las energías renovables, y es una idea excelente, pero requiere una alta inversión inicial.

En España tenemos una estructura sanitaria de primer orden (hoy más que nunca queda patente), y sobresalimos en multitud de especialidades médicas, baste decir trasplantes, oncología, implantes…La sanidad puede ser un sector prioritario de desarrollo económico en España, y al igual que ofrecemos unos paquetes turísticos con garantía y de alta calidad, podemos adaptar estructuras sanitarias en nuestro país para desarrollar una actividad económica de servicios médicos e investigación, requerida como es sabido, por multitud de ciudadanos de otros países, que podemos poner en el mercado, a unos precios competitivos y con garantía de calidad.

Con el desarrollo de esta estructura económica sanitaria e investigadora, no solamente se crearía una nueva fuente de inversión y recaudación, sino que, volverían a casa cantidad de profesionales de la medicina, prestando servicios por todo el mundo, y se recuperaría la inversión realizada en su día en materia educativa, para la formación de nuestros profesionales de la medicina; inversión que sí aprovechan muchos de los países de que hoy más nos critican, dígase Holanda o Alemania.

Se imaginan la situación de estos países, si en estos momentos, nuestros sanitarios retornaran a España. Por suerte nosotros somos más solidarios que ellos ¿No les parece?

Pedro J. Villanueva es politólogo
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