¿Dónde está la gracia?

Macarena’ y ‘Staying Alive’. Los del Río y Bee Gees. Los noventa y los setenta. La mítica de una verbena que se precie y la que sonaba mientras John Travolta caminaba por las infinitas calles neoyorkinas en ‘Saturday Night Fever’. No parecen tener mucho que ver, pero son dos ritmos que sirven para realizar una reanimación cardiopulmonar. Sorprendente, ¿verdad? Yo también pensaba que era un bulo hasta que me lo confirmó una de mis mejores amigas, estudiante de Medicina, hace varios días. Quizá no tengamos que saber este tipo de datos, pero no estaría de más que todos tuviéramos conocimientos básicos sobre cómo hacer este tipo de maniobras.

Siempre está encima de la mesa el debate sobre qué y cómo debería enseñarse en los colegios e institutos. Hay quienes prefieren el mantenimiento del sistema clásico de instrucción y otros –me incluyo en este grupo– que optamos por su innovación sin que ello suponga la definitiva pérdida de los contenidos actuales. En numerosas ocasiones,me acuerdo de mi profesor de Historia de segundo de Bachillerato, Juan Carlos, que nos relató un curioso examen que tuvo en su etapa como estudiante. El cuestionario consistía en una viñeta histórica con un chiste y la pregunta era: «¿Dónde está la gracia?» Si tenías dominio sobre el temario y sabías relacionarlo, entenderías el chiste y, por consiguiente, aprobarías con buena nota el examen. De este modo, su profesor lograba que entendieran la historia y que no solo la memorizaran como papagayos.

Ojalá se modificara el clásico sistema educativo por uno que promoviera la transversalidad de conocimientos y la investigación de los estudiantes. Asimismo, no estaría de más que aprendiéramos –con independencia de aquello a lo que nos quisiéramos dedicar en un futuro– a hacer primeros auxilios, a elaborar una declaración de la renta o entender conceptos bancarios, a hablar en público o a tener dominio y fluidez en un idioma como el inglés en vez de pasarnos diez años estudiando el presente simple. Hasta que llegue ese momento, quedémonos con la certeza de que ‘Macarena’ dio alegría a su cuerpo y ayudó a salvar el de muchos otros más.