Don Giovanni en la era de Harvey Weinstein

El rompedor director belga Ivo Van Hove subraya el abuso de poder del protagonista de la ópera de Mozart, que este viernes llega a los cines Van Gogh en una retransmisión en directo desde la Ópera de París

Javier Heras
21/06/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Una imagen del montaje de ‘Don giovanni’ que hoy se ofrece en directo desde la Ópera de París.
Una imagen del montaje de ‘Don giovanni’ que hoy se ofrece en directo desde la Ópera de París.
El belga Ivo Van Hove (1958) es quizá el director teatral más solicitado del mundo. Su último lustro ha encadenado un hito tras otro: después de estrenar en el Real en 2014 Brokeback mountain, triunfó en Broadway con ‘Las brujas de Salem’ y en King’s Cross con ‘Lazarus’, el musical de David Bowie. Ganador de un Tony por Panorama desde el puente en 2015, al año siguiente el National Theater produjo su ‘Hedda Gabler’, de Ibsen, con entradas agotadas; el Barbican estrenó ‘Obsession’, sobre la película de Visconti, con Jude Law. En otoño de 2017, Bryan Cranston (Walter White en ‘Breaking Bad’) protagonizó su ‘Network’, adaptación del filme de Sidney Lumet, y la ópera de París le confió un polémico ‘Boris Godunov’. Ahora, en su segunda aventura en la Bastilla, presenta un ‘Don Giovanni’ que después viajará al MET de Nueva York, al tiempo que prepara ‘Eva al desnudo’, con Cate Blanchett.

Lejos de acomodarse, Van Hove impacta en cada nueva lectura por su riesgo y profundidad. La capital francesa ha acogido con entusiasmo su versión: en la première no se oyó ni un silbido (¡milagro!). ¿Las claves? La fidelidad al libreto, la dirección de actores y, sobre todo, su actualidad. El protagonista se revela como un cínico depredador que se aprovecha de su poder, en un paralelismo con Harvey Weinstein. Miente, viola, mata. «Para mí es un sociópata, un ególatra sin empatía por nadie», declara el regista, que lo despoja de su encanto seductor. En origen, la obra llevaba el subtítulo il dissoluto punito («el libertino castigado»); fue el Romanticismo el que convirtió en leyenda a Don Juan por su compromiso con sus principios, que defiende hasta la muerte. «Me parece un enorme malentendido», sigue Van Hove. «No representa la libertad, sino los abusos del Antiguo Régimen, el aristócrata sin obstáculos a su gozo».

La Ópera, en su 350 aniversario, sustituye con este montaje el de 2006 de Michael Haneke, repuesto en 2007, 2012 y 2015. Si aquel era moderno y lujoso (situado en La Defense, el distrito financiero parisino), ahora el inmenso decorado evoca la Italia de los 50, su arquitectura brutalista de hormigón, propia de un cuadro de Giorgio De Chirico. La excelencia se mantiene en la batuta de Philippe Jordan, que en 2020 asumirá la titularidad de la ópera de Viena. En cuanto al elenco, joven y sólido, aprovecha el parecido entre los dos barítonos, los canadienses Étienne Dupuis (que debuta el próximo año en el Real y el Liceu) y Philippe Sly, ambos de voz magnífica, presencia y naturalidad. Los dos han encarnado tanto a Don Giovanni como a Leporello, y hacen más creíble el juego de engaños de la trama.

Este dramma giocoso estrenado en Praga en 1787 suele señalarse como el más complejo e inquietante de Mozart. Contiene, sí, situaciones cómicas, pero lo recorre la amargura desde su preludio, en Re menor. A los 31 años, cuatro antes de morir, el genio de Salzburgo (1756-1791) alcanzaba su plenitud musical. Usó todos los recursos creativos a su alcance (e inventó otros) sin cortapisas. Su vocación teatral queda patente en el desenlace: el libertino se ha propasado, al matar al Comendador después de intentar violar a su hija, y la estatua del difunto se presenta para exigir justicia. Lo hace con un espeluznante acorde, golpes de timbal, cuerdas que emulan llamas del infierno y trombones, instrumento antes exclusivo de la iglesia. Pero Don Giovanni nos conmueve por mucho más: sus melodías deliciosas, aparentemente sencillas pero inolvidables; su don para los conjuntos (dúos, tríos, sextetos), su sentido armónico, su buen gusto, naturalidad y equilibrio. Y, ante todo, por sus personajes, vulnerables, humanos, llenos de matices. La partitura incluso diferencia sus estamentos sociales.

En su segunda colaboración con el libretista Lorenzo da Ponte, tras el éxito de ‘Las bodas de Fígaro’, acudieron al arquetipo de Don Juan, el más exportado de la literatura española, presente desde el siglo XVII en el teatro (Tirso, Molière), la poesía (Lord Byron) y posteriormente el cine. Juntos, con la ayuda del mismísimo Casanova (amigo del poeta), rompieron la barrera entre los dos modelos de teatro, el serio y el cómico. ‘Don Giovanni’ se retransmite en directo en Cines Van Gogh este viernes a las 19:30h como cierre de su temporada de primavera. La ópera y el ballet regresarán en septiembre a las salas.
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