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Domingos que educan, a su manera

22/01/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Soy fan de la prensa los domingos. No voy a negar el placer de levantase tarde y desayunar un croissant ojeando artículos que dejan a Pedro Sánchez y al resto de colegas del gremio perdidos como su GPS en la última visita a Washington y que ofrecen al lector los temas que el resto de la semana quedan apartados por la cutre-agenda que marca la actualidad de todos los medios, sin excepción. Me gusta que el periodismo sirva además para dar a conocer el trabajo de los que no se conforman e innovan en educación para construir un mundo mejor, como el proyecto ‘Cerebriti’ que presentó Diana Martínez en La Nueva Crónica. Es la idea de un leonés: Raúl Orejas, que llevará a Londres su nueva plataforma de juegos educativos para fomentar el aprendizaje colaborativo y aprovechar los indudables beneficios de las nuevas tecnologías en el aula.

De Londres precisamente llegó la noticia que publicó El País el mismo día sobre la propuesta de la organización benéfica LGBT Youth Northwest que acaba de recibir una subvención del Reino Unido para abrir una escuela pública para estudiantes gais en Manchester. Los de Cameron pretenden así minimizar el impacto del acoso escolar, un problema que actualmente afecta a más de la mitad de los alumnos homosexuales del país, y ahorrar en programas de apoyo a las víctimas. Al hilo de esto, la semana pasada, el Gobierno Extremadura –más de andar por casa– anunció que financiará las operaciones de cambio de sexo; un avance en el reconocimiento de derechos.

Si me preguntan qué prefiero. Para el domingo, me quedo con las noticias sobre alternativas viables a la realidad sesgada que nos ha tocado vivir, las que de verdad muestran progreso; que las excentricidades están bien, pero si se quedan en la anécdota. Si en la educación está la llave para evitar la discriminación y alcanzar la igualdad, ¿no es absurdo que la propia escuela la promueva?
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