Domingo de manifestaciones

Son muchas las manifestaciones que tienen lugar cada año en España. Concretamente el pasado domingo han tenido lugar tres, con gran importancia numérica. De ellas han dado cuenta los medios de comunicación, aunque con diferencia de tratamiento. La más sonora, a juzgar por su eco en los medios, ha sido la de los que reclamaban en Cataluña la libertad de los que consideran presos políticos, aunque se trata de políticos presos. También suspiraban por la república catalana. Mientras lo hagan sin violencia, nada que objetar, como si el próximo domingo otros hacemos una manifestación pidiendo la República Independiente del Bierzo. Por pedir que no quede.

Han seguido manifestándose los pensionistas. Es normal que todo el mundo quiera que le suban la pensión. Otra cosa, que más bien deberán tener presentes los convocantes de la protesta, es el dar con el instrumento adecuado que permita llevar a la práctica esa noble aspiración. Es cuestión de ver de dónde se puede sacar el dinero o de dónde hay que quitarlo. Así mismo el sábado se celebró otra manifestación en Pamplona a favor de quienes atacaron en Alsasua a unos guardia civiles y a sus parejas. No ha faltado amplia cobertura de la noticia.

Pero hete aquí que no ha ocurrido lo mismo con otra manifestación de este domingo, no menos multitudinaria que las otras y, sin embargo, la mayoría de los medios la han silenciado. Ha tenido lugar en Madrid en defensa de la vida. Pero se ve que el tema no interesa. Es la gran contradicción y la gran hipocresía de esta sociedad que presume de ser defensora de los derechos humanos o de otros derechos como la independencia, la libertad de los delincuentes, las pensiones… pero en lo referente a la vida humana y en especial a la vida de los seres humanos inocentes e indefensos se mira para otro lado.

En una encuesta reciente se reflejaba cómo uno de los temas que más preocupan a los españoles es el de las pensiones, mientras que se constata preocupación cero por el alarmante descenso de la natalidad. Se da la circunstancia de que este invierno demográfico, este envejecimiento de la población y la escasez de nacimientos es una de las causas por las cuales es más incierto y preocupante el futuro de los pensionistas. No aprendemos. Ya San Pedro nos recordaba precisamente este mismo domingo en una de las lecturas de la misa cómo los judíos pidieron el indulto de un asesino, Barrabás, y condenaron a muerte al Autor de la Vida. La historia se repite.