Alfonso B&W

Dolor de los pecados

24/06/2021
 Actualizado a 24/06/2021
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Hablaba hace dos semanas en estas líneas de aquel momento en que mi tío Pano me miraba por encima de las gafas para mostrar su enfado si me portaba mal cuando me quedaba con los abuelos. Pero lo cierto es que siempre me indultaban si ejercía de sobrino o nieto emérito. «Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir», musitaba con ganas de salir corriendo a planificar mi siguiente fechoría después de asaltar la cesta de los bollos o cuando era monaguillo y soplaba con ganas para apagar las velas de la iglesia antes de que acabase la misa.

Era un perdón de trámite, sin dolor de los pecados, pero era al menos un perdón. Se nota que cualquier tiempo pasado era o nos parece mejor, ya que ahora los indultos se aprueban con más agilidad y se celebran con más algarabía cuando los reos no solo no se han arrepentido, sino que se afanan en proclamar a los cuatro vientos que no lo sienten, que no se han equivocado y que volverá a ocurrir. Esta ralea tiene poco de emérita, pero lo cierto es que no están haciendo nada que no hubiesen anunciado que harían. Por tanto, la responsabilidad de esta nueva genuflexión ante el independentismo hay que buscarla en dependencias monclovitas, donde su inquilino se aferra al plasma y a los discursos enlatados para no explicar si se debe a la Eurocopa que haya asumido la filosofía de «mentir, mentir, mentir y volver a mentir» sobre unos indultos que dijo que jamás concedería. El marco constitucional era entonces el argumento para no hacerlo y el marco constitucional es ahora el argumento para hacerlo, para sacar de la cárcel a quienes en realidad utilizan el marco constitucional como papel higiénico.

En ese marco cabe una cosa y cabe la contraria, como en una comparecencia ministerial con más abalorios que contenido caben los avances para que el tren de Feve vuelva por fin al centro y un minuto después cabe admitir que igual hay que quitar los raíles porque no se descarta que al final pongan un autobús. Y todo mientras algunos de los que dicen ser representantes de los leoneses aplauden con las orejas e intentan orillar a quien no lo hace. Quizá contenten a sus jefes, pero que no olviden que en política, los indultos los conceden las urnas.
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