Distancias

Dice C. Drosten, el virólogo alemán homólogo de nuestro F. Simón en el país germano, que ventilar con frecuencia los espacios cerrados o permanecer en las terrazas de los restaurantes nos protege tanto o más del virus que las propias mascarillas. O sea, que ventilar es clave, tomen nota. Y también esta semana, en la revista británica ‘The New England Journal of Medicine’, M. Gandhi y G.W. Rutherford publican una teoría interesante basada en el hecho de que el uso generalizado de las mascarillas está consiguiendo que el coronavirus se trasmita con una carga viral mucho menor, de ahí que muchos de los actuales contagios sean asintomáticos. Todo ello debe ir acompañado del adecuado distanciamiento social, una higiene de manos poderosa y evitar tocarse nariz, ojos y boca.

Más nos vale seguir las recomendaciones de los científicos que van publicándose en los medios, porque esperar a que los políticos nos salven es esperar lo imposible. ¿Pueden creer que justo ahora se dan cuenta de que nos hacen falta más médicos en Atención Primaria? Si lleva años agonizante…

Miren, señorías, esto no es nuevo. Hace ya muchos años que ustedes dejaron marchar a muchos médicos españoles porque aquí ganaban muy poco, estaban estresados y lo hacían en condiciones precarias. Así en muchas profesiones. Los políticos crecen, los cerebros se largan. Pero ¿qué esperamos de mentes como la de Ayuso, a quien todavía extraña que el virus no haya muerto en agosto, la misma que relaciona el virus con la pobreza? ¿Y su conversación con Sánchez en el pasillo? Claro, que al otro lado tampoco hay vida inteligente. No hay más que ver cómo Monedero protesta en Vallecas, pero acto seguido come en Serrano. Esto, como poco, es de mal gusto, y como más, hipócrita e improcedente. Que no, no se esfuercen. No sé si son fiel reflejo de lo representado, por si acaso yo cada vez me aferro con más fe a esta distancia, la que nos separa de ellos.