Discurso al 12 de mayo

Francisco Javier Gonzalez Rojo
05/05/2022
 Actualizado a 05/05/2022
Los leoneses, hartos de aguantarnos, no nos manifestamos solo para quejarnos a ver si con ello hay suerte y se consigue algo. No, los leoneses, tenemos experiencia de sobra para conocer que la protesta sin propuestas se quedará sin respuesta.

Sabemos que, sin reivindicaciones de política socioeconómica concretas, el empobrecimiento, la despoblación, el envejecimiento, la dejación de servicios públicos básicos, la mala gestión, el olvido político, la impotencia desesperada, habrán recorrido las calles de León tras un QUÉ vacío.

Los leoneses nos manifestamos y clamamos para no quedarnos sin lo que, a pesar de los pesares, aún mantenemos, porque necesitamos atraer además de inversión, inteligencia y conocimiento y porque, ya que se nos ha impedido decidirlo, exigimos participar en el futuro mundial aeroespacial, digital, tecnológico y de servicios.

Para ello nos hacen falta unos cimientos, un presupuesto cierto y determinado para crear sedes de interés nacional con participación en el ámbito europeo sobre el que construir una estructura que soporte plataformas de desarrollos científicos y tecnológicos para empresas con sinergias en esos sectores que acaben instalándose sobre ellas. Algo parecido a lo hecho con el Incibe.

¡Que este no se nos pierda! Que debe ser el centro de coordinación de la ciberseguridad nacional y su interlocutor a nivel europeo, y que debería amparar el armacibernética del ejército español.

¿Cómo puede ser que existiendo treinta y dos empresas biotecnológicas en León, hace más de una década la Junta de Castilla y León empleara unos cuantos millones de euros en construir una ‘bioincubadora’ en Boecillo que hasta ahora prácticamente ha estado sin proyecto alguno y se deje morir al Inbiotec en León que debiera hacer esa función para que esta devastada tierra se consolidase como un polo biotecnológico a nivel europeo y nacional?

Los leoneses, misereados y empobrecidos, vemos cómo León, disponiendo de algo tan determinante en la economía como es su privilegiada ubicación en la península ibérica, ha entrado en una espiral de declive socioeconómico sin precedentes a causa de decisiones políticas.

Mientras que grandes empresas nacionales y multinacionales del sector servicios apuestan con lógica de gestión por establecerse en León, aquí no se ejecutan las infraestructuras que lo faciliten. El Sepes no puede disculpar no desarrollar Torneros alegando la falta de demanda de proyectos empresariales. ¡Cómo van a querer ir a jugar los niños al parque si no tiene columpios y toboganes!

Por lo mismo Aena deberá implementar una plataforma logística de mercancías en el aeropuerto de León. ¿No potenciaría a Inditex, Decathlon, Mercadona, al crecimiento de la interesante agroindustria leonesa de la horticultura y las cárnicas y la instalación de muchas otras empresas?

Los leoneses llevamos años y años reivindicando noventaicinco quilómetros de autovía entre León y Braganza que atraería un importante tráfico de mercancías entre el norte de Portugal (puertos de Oporto-Leixoes) y Europa y viceversa y que, así mismo, ahorraría mucho tiempo al cada vez más numeroso turismo portugués (como el de esquí) a la montaña leonesa. Sin embargo a pesar de la trascendencia económica de la misma para León, las sucesivas Juntas de Castilla y León, en todos estos años de autonomía, la ha silenciado en todos los posibles proyectos de financiación tanto estatales como europeos. Algo parecido ocurre con los setentaicinco quilómetros que unirían Ponferrada con Orense, imposibilitando con ello las sinergias económicas que conllevaría unir el puerto de Vigo con Europa pasando por León atravesando el Bierzo. ¡La Junta de Castilla y León no solo no ha favorecido en nada el desarrollo socioeconómico de León sino, mucho peor, lo ha estorbado!

La política de Adif en todos estos años con respecto a León ha consistido en reducir costes generando una espiral de recortes de servicios en detrimento de la favorable ubicación logística leonesa y trasladando la inversión al entorno de la capital vallisoletana.

Adif es el gestor de las infraestructuras ferroviarias que comunican León por ferrocarril con todos los puertos del noroeste español, por lo cual, esta provincia dispone de una situación privilegiada para la logística de grandes volúmenes de mercancías. ¡Cómo no vamos a reclamar los leoneses para la supervivencia socioeconómica de nuestra región esa necesaria inversión ferroviariapara un tráfico moderno y eficiente de mercancías en la que sustentar ese potencial desarrollo económico territorial!

De nada sirve que se le haya dado cuantiosas cantidades de dinero a Telefónica para tendidos de fibra óptica si no invierte en transformar sus centrales analógicas en digitales.Telefónica que ha trasladado su ingeniería, decisiones y conocimiento de León a Valladolid, realmente ha tirado la fibraporque en muchos pueblos leoneses, aunque pase por su lado, no la pueden utilizar.

Los leoneses reclamamos sin dilación que la cobertura digital de banda ancha llegue a todas las localidades de la provincia. Es una demanda tan esencial desde el punto de vista socioeconómico como para la salud un médico.

A los leoneses de poco nos sirve sustituir las térmicas de Endesa en el Bierzo por museos. A los leoneses lo que nos vale es que en el Bierzo se instale un centro nacional de referencia para la investigación y desarrollo de almacenamiento energético. Los leoneses demandamos que la Ciuden, de una vez por todas, se convierta en sede de investigación y desarrollo de referencia para el almacenamiento de energías.

¿Acaso León no dispone de unas condiciones adecuadas para participar en algún segmento del futuro espacial europeo y nacional como, por un suponer, el trasporte aeroespacial? Por eso los leoneses instamos la instalación de un centro de investigación y desarrollo aeroespacial en nuestra tierra.

A los leoneses nos daría mucho más que las escombreras de las minas se utilizasen para pavimentar y convertir obsoletas carreteras en autovía que disimularlas con hierba que al fin y al cabo el tiempo las recubriría. Nos da mucho más revitalizar FEVE para el tráfico de mercancías y que se queden padres en los pueblos ganándose la vida que invertir en parques infantiles si están cerradas las escuelas por no haber niños. Nos valdría mucho más gastar el dinero en un centro nacional de investigación y desarrollo de nuevos materiales que dinamitar las torres de refrigeración de la térmica de Gas Natural en la Robla y así compensar lo que se ha dejado de extraer con el cierre de las minas.

Las políticas energéticas y medioambientales nacionales han convertido a nuestra provincia en el paradigma perfecto de una paradoja maldita. Nuestros cuantiosos recursos naturales que en su momento fueron la causa de nuestro desarrollo y riqueza son los que ahora nos llevan a la despoblación y pobreza. Prácticamente en toda la montaña leonesa las prohibiciones y limitaciones de los parques naturales y las reservas de la biosfera impiden la creación de cualquier proyecto industrial y el desarrollo urbanístico de cualquier pueblo. Se cierran las térmicas y con ellas las minas y, en cambio, la prioridad de nuestros importantes caudales de agua es la generación eléctrica. ¡Cómo no vamos a hacer lo que sea para dar un revolcón a eso! a las normativas de parques y reservas medioambientales, a cambiar las prioridades en el Plan Hidrológico de Duero y a que los cánones del agua reviertan en reparar el expolio causado por su aprovechamiento.

Y lo peor es que a los leoneses nos han dejado sin capacidad de decisión y a León sin relevancia política. Aun así, los leoneses, cansados de aguantar, no nos cansaremos de seguir manifestándonos y reclamando, al menos, lo que se pide en este discurso y manifiesto. ¡No hay más vueltas! Los leoneses queremos decidir nuestro futuro.

Si el agua depende del diablo ¿cómo vamos a poder salir delos infiernos?
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