24/04/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Creo que cuando Lineker decía aquello de que el fútbol era un deporte de once contra once en el que siempre ganaba Alemania se refería a todo aquello que rodea a un equipo de fútbol y que sin aparecer en el terreno de juego puede llegar a condicionar un partido.

Flor en el culo lo llamaban (y lo siguen llamando) en mi barrio, otros suerte, dios para los más creyentes, aunque ahora se ha puesto de moda llamarlo ‘dinámicas’. Al final, lo único cierto es que cuando la pelota no quiere entrar, vistas de blanco y azul o lleves la camiseta de Brasil del 70, es difícil salir indemne.

Pero la Deportiva está ahora en la otra cara de la moneda. El cambio de mentalidad necesario tras la derrota ante Las Palmas vino acompañado de esa pizca de suerte que marca la delgada línea entre el éxito y el fracaso, porque si después de tantos lamentos por la falta de contundencia de los blanquiazules atrás, Yuri no llega a meter la puntera lo justo para que Núñez introdujera el balón en su propia portería o si Kepa no hubiera llevado puesto el disfraz de Santo, quizá el final del cuento no hubiera sido el mismo... ‘dinámicas’.

Toca aprovechar todo lo posible antes de que cambie el viento y vengan mal dadas (que vendrán) para poner tierra de por medio con la séptima plaza, aprovechando que el Zaragoza no pasa por su mejor momento y el Llagostera, tras su metéorica escalada en la segunda vuelta, está empezando a desinflarse.

Para ganar en el Mini Stadi no hacen falta experimentos revolucionarios. Un planteamiento como el del Nuevo Colombino es ideal para sacar de quicio a equipos como Recreativo o Barcelona B, que ven como se acaba el final del calendario se aproxima y no encuentran la forma de que la moneda caiga de cara.
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