Dijo "ya no puedo más" y falleció

Joselillo, el novillero de Nocedo de Curueño que se hizo figura en México donde llenaba la Monumental y le comparaban con Manolete, falleció de una cornada. Este domingo se celebra en Valdepiélago su Memorial

Fulgencio Fernández
11/08/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Joselillo se recuperó de la cornada pero un súbito empeoramiento... |L.N.C.
Joselillo se recuperó de la cornada pero un súbito empeoramiento... |L.N.C.
"Joselillo se quejaba de un dolor que iniciaba en el abdomen y le llegaba hasta la espalda. Se le colocó una mascarilla de oxígeno mientras el cardiólogo le inyectaba aceite alcanforado, cardiazol y coramina. Laurentino (nombre de Joselillo) por su parte pedía que se le durmiera pues sentía mucho dolor y tenía sensación asfixia.
Ante su repentina gravedad se pidió al capellán del sanatorio que le administrara los últimos sacramentos y tras recibirlos Joselillo dijo ‘ya no puedo más’ y dejó de respirar. Era la una de la tarde con cinco minutos (del 14 de octubre de 1947)". Así narra Xavier González Fischer los últimos momentos del novillero leonés Laurentino José López, ‘Joselillo’, la gran esperanza del toreo en España y especialmente en México, donde era una figura y se decía de él que "Joselillo demostró que se puede llenar la Monumental sin que toree Manolete" y hasta la prensa buscó reunirlos para hacerles una fotografía juntos. El destino quiso que fallecieran con pocos meses de diferencia.

La prensa mexicana de la época habla de más de 100.000 asistentes a su entierro en la Basílica de Guadalupe antes de trasladar su cuerpo al Pabellón Español del cementerio mexicano.Las esperanzas puestas en aquel emigrante leonés se habían convertido en un nivel de exigencia "casi extremo" en México, donde le seguían con pasión y le exigían aún más. Pocos días antes de la corrida mortal Don Martín, escribía en el Excelsior del 22 de septiembre de 1947: "Para el sensacional Joselillo hay una exigencia cruel y un ambiente de hostilidad que no se justifica. (...) ¡Cuántos quisieran ver al ídolo ensartado entre los cuernos como un pelele trágico! Pero Joselillo ya está aprendiendo el oficio y no quiere ser carne de enfermería". Trístemente se equivocó en sus predicciones y sí acabó ensartado en los cuernos de un toro.

Incluso en la tarde de su muerte hubo un ‘incidente’ que apunta en esta misma dirección: "Era un muy mal toro que le dio una voltereta. Se fue a las tablas a por la espada de matar y mientras bebía agua alguien gritó desde el tendido: ‘¡Arrímate payaso!’" y el leonés, encorajinado, se fue a por el toro "y lo citó para dar manoletinas. La primera fue espeluznante y la segunda sería la última de su vida, pues aquel mal toro, Ovaciones, alargó el cuello y le hundió el pitón derecho en la ingle, zarandeándolo como si fuera de trapo".

El principio del fin. Joselillo pareció recuperarse pese a la gravedad, llegó a salir del hospital en silla de ruedas pero unos días más tarde se produjo la escena que relataba González Fischer.

Era el final de una leyenda que empezaba, la del Nuevo Manolete, un chaval nacido en Nocedo, de Curueño el menor de 11 hermanos y que con sólo 10 años (en 1942) hizo las maletas y emigró a México siguiendo los pasos de su hermano mayor, José Luis, que regentaba una tienda en aquel país, de nombre El Lucero, y donde debía seguir su vida Laurentino José hasta que la pasión por los toros se cruzó en su camino de la mano de un buen amigo, Aurelio, quien el primer día que le arregló para torear unas vaquillas ya le gritaba "suicidios no",al verlo como se quedaba totalmente inmóvil para recibir la vaca.

Este domingoValdepiélago, su municipio, celebra una nueva edición de un Memorial en homenaje a Joselillo.
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