Diez voluntarias recuperan los espejos del camarín de La Encina de hace tres siglos

Ellas, comandadas por las restauradora local, Sofía Anta, han dedicado 900 horas, a lo largo de tres meses, para que las seis piezas únicas vuelvan a lucir en el lugar al que fueron destinadas por Felipe V

M.I.
06/09/2022
 Actualizado a 06/09/2022
Los espejos con las restauradoras, en el camarín de la Virgen, donde ya pueden verse estos días. | ICAL
Los espejos con las restauradoras, en el camarín de la Virgen, donde ya pueden verse estos días. | ICAL
La restauradora berciana, Sofía Anta, una decena de voluntarias, también de su familia y de la Asociación Virgen de la Encina, pasaron tres meses dedicando unas 900 horas a la restauración de los espejos del Camarín de la Virgen de la Encina, patrona del Bierzo. Cinco ejemplares únicos de hace tres siglos, o incluso algunas dataciones apuestan por más, que donó el rey Felipe V a la Basílica y que, desde hace 25 años, cuando unas obras de mantenimiento realizadas en el camarín obligaron a bajar los seis espejos, estaban a la espera de ser sacados a la luz.

Ya en 1996 se consiguió que la Junta de Castilla y León costeara la recuperación de uno de ellos, que supuso una inversión de 23.000 euros y cuyo trabajo fue realizado en Simancas. La intención era dar continuidad a esos trabajos y recuperar el conjunto de espejos, cuatro iguales y dos distintos, pero la economía de la Basílica obligaba a posponer esa idea.

Fue gracias al trabajo voluntario que se ha podido realizar un trabajo de conservación, que ha consistido, básicamente, según relata Anta, en limpiar las piezas "estaban muy sucias ". El proceso "no ha sido complicado", asegura "pero sí laborioso, porque había que hacer una limpieza especial".

Los cuadros tenían 6 milímetros de capa de polvo en su reverso, con la estructura de madera. En el anverso cuentan con piezas de vidrio de colores y dibujos que han sido limpiados uno a uno con isopos de algodón, agua y detergente suave. Ha sido un trabajo delicado "una acción mínimamente invasiva", destaca la restauradora. Pero, la conservación de las piezas era aceptable. Reconoce el rector de la Basílica de la Encina, Antolín de Cela, promotor de la recuperación, que la percepción del CSIC, cuando se recuperó el primer espejo, era que ese polvo había sido beneficioso para la conservación de unos espejos que están entre los más importantes de España que se conservan. 

El coste de la actuación lo pagarán las donaciones a la iglesia y las voluntarias no cobrarán nada, satisfechas del trabajo meticuloso que han hecho "nos parece extraordinario que se hayan recuperado", dice una de ellas, al verlos  expuestos, de nuevo, en el Camarín de la Virgen. Un espacio este que solo se abre durante las fiestas patronales y algún acto muy puntual, porque se trata del lugar íntimo de compartir con la Virgen. Este año ya ha abierto sus puertas para compartir la belleza de los espejos venecianos. 

De Cela reconoce que es una actuación muy importante y que debería ser continuada con muchas otras piezas, la mayor parte de donaciones, con un alto valor cultural e incluso económico, que se guardan a la espera de contar con un Museo Sacro, cuya construcción persigue, para poder mostrarlas en todo su esplendor, como le ha tocado ahora a esta pieza que tiene tras ella la historia de la virgen milagrosa, ya que Felipe V la donó porque, en un viaje, su segunda esposa,  Isabel de Farnesio, se había encontrado indispuesta y había pedido ayuda a la Virgen. Eso le sirvió para sanar y por ello quisieron realizar esta donación que, según el rector, no fue de piezas encargadas para ello, sino de las que tenían en el palacio real, por lo que incluso podrían datar del siglo XV, dice.  
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