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Díez, autonomía y desconcierto

28/11/2019
 Actualizado a 28/11/2019
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El alcalde de León se pronunció hace unos días en un medio nacional a favor de la autonomía de la Región Leonesa. Las numerosas respuestas han ocultado las cuestiones de fondo que destapó este planteamiento. Merece la pena profundizar en ellas.

La declaración de José Antonio Díez ha sido certera, pues tuvo lugar en un medio nacional, pillando desprevenido a todo el mundo. No lo ha hecho en periodo preelectoral, lo que dota a sus palabras de fuerza considerable. En este momento no le va a permitir captar voto leonesista y tampoco pueden excluirle de las listas electorales. El planteamiento llega cuando asoma en el horizonte una posible reforma constitucional que afectaría a cuestiones territoriales. Por otro lado la UPL, responsable y consciente de que la autonomía requiere un frente amplio entre los distinto partidos, lo aplaude.

Es llamativo que ni el alcalde de Zamora, de IU, ni el de Salamanca, del PP, se han manifestado en contra. Solo se oyeron voces de cargos orgánicos, como el secretario provincial de los populares salmantinos, figuras de segundo nivel. Se intuye un interés no declarado en la propuesta.

Ninguno de los que respondieron han sido capaces de contraargumentar lo expresado por Díez. Esto viene siendo repetido desde hace años por la UPL, aunque sin la proyección ahora alcanzada. Las cifras de población, de empleo y de renta leonesas son un desastre comparadas con el resto del país y de la autonomía. Y no es una cuestión de gestión, puesto que se ha demostrado que lo que funciona en Burgos o Valladolid, en León o en Salamanca no funciona. Es la política global de esta autonomía lo que falla. La Región Leonesa es hoy la última del país. El mapa de despoblación de Pilar Burillo (Universidad de Zaragoza), disponible en cualquier búsqueda en Google, es una herida abierta en el costado de la autonomía de Castilla y León.

La respuesta histérica y desinformada de Arrimadas, la debilidad argumental de Mañueco, la ausencia de propuesta de Tudanca, la inconsistencia de Igea o el silencio clamoroso de Óscar Puente hacen más grande el argumento lanzado a los medios de comunicación nacionales: tenemos una comunidad autónoma fallida, Castilla y León, y hay que resolver el problema porque hacerlo es una cuestión de estado. Después de 35 años ya no queda nada que descubrir ni experimentar; esto no funciona.

El sempiterno argumento de que el debate está cerrado se cae ahora por su peso: está más abierto que nunca y los que no escuchan a la calle están descolocados. No se trata de tacticismo ni de separatismo, sino de despoblación, pobreza y exilio económico en la España de 2019.
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