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Dictaduras y democracias

30/11/2021
 Actualizado a 30/11/2021
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No vamos a descubrir ahora las cualidades que se desprenden de vivir en Democracia porque todo ser humano que se precie de vivir en libertad desea que su casa tenga un ámbito democrático.

Ahora bien, sí que vamos a indicar que las democracias occidentales están consiguiendo que la debilidad les invada porque no saben tener un claro concepto de lo que es la autoridad y la aplicación de la Leyes democráticas ofreciendo flancos y sombríos errores por los que se cuelan de rondón los vociferantes apóstoles de las tiranías, disfrazados de burdos amantes de la libertad.

Veamos. La democracia admite la discrepancia, el debate y la preocupación por mantener un nivel de vida adecuado, un soporte económico de progreso, una libertad de ideas, el respeto por el oponente que no enemigo, el consenso en aspectos comunes para elevar el nivel de su nación y la honradez y honestidad en la administración de los bienes comunes. Por supuesto, la mentira y el contubernio se castigan por medios legales y suelen ser motivo de dimisión y cese en los cargos públicos.

La democracia tiene ‘amigos’, que proliferan como piojos en costura, viven del presupuesto, preparan el advenimiento de sus doctrinas que, por cierto, no son democráticas, utilizando los cauces democráticos para ensanchar sus horizontes y preparar la toma del poder, incluso por métodos totalmente ilegales y escasamente éticos.

Precisamente ese es el talón de Aquiles de un sistema democrático que no cuida sus mecanismos electorales de acceso al régimen democrático porque los partidos mayoritarios, que se apoderan de la llave y sólo la utilizan para perpetuarse en el sillón, se adormecen y viven de forma placentera un sueño que casi siempre tiene un despertar desagradable.

Todo ello lleva aparejado una serie de incongruencias en las que se involucra a amplios sectores de la sociedad, que con su trabajo logra conseguir las cotas que alcanzan los países debidamente estructurados y asentados en una cultura de intervención y participación civilizada.

Por supuesto que es el portón falso para la entrada por la gatera de una serie de elementos que erosionan la convivencia, derriban lo constituido, amenazan la convivencia, remueven viejas disputas y enfrentamientos ciudadanos para conseguir unos fines que no tienen nada que ver con una democracia consolidada y sí, con algo más parecido o igual a una apetencia personal de falta de libertades.

En el mundo tenemos ejemplos actuales, en vivo y en directo, muy próximos, y en el pasado, formas espantosas de ejercer tiranías, despotismos y abusos autoritarios sin cuento que, curiosamente, se perpetúan más en el sector que se dice progresista más que en los ámbitos que los propagandistas de la revolución llaman la derechona.

Qué curioso además que hay postulados que las dos facciones del extremismo, fascistoide o nazi y comunista, con todas sus derivaciones, coinciden en algunos principios, postulados y métodos, siendo un calco de la alteración, convivencia, enfrentamiento, violencia y exterminio, sobre todo la aniquilación sin sentido, con crueldad, tortura y abandono en el hambre y la miseria, sin dejar de mencionar los hacinamientos en campos de concentración y gulags.

Hay que conceder a los apóstoles del progresismo igualitario que manejan mucho mejor los medios de propaganda, se infiltran estupendamente entre los watios y ondas herzianas con notable éxito, aunque los que persiguen y exterminan pueblos, razas y pensamientos del otro bando no se quedan atrás.

En medio de los dos está el pueblo liso y llano que desea trabajo, cultura, tranquilidad, vivir con sus familias, divertirse, practicar sus creencias, disfrutar de la amistad y del sosiego, viajar, tener un trabajo digno que les permita promocionar y cultivar la libertad en todo su esplendor.

Definitivamente, aquel que erosione la verdadera democracia está perjudicándose y ofreciendo una actitud de obstrucción a la vida de progreso del individuo, y tanto, a su propia destrucción porque deja esa libertad en manos de grupos tiránicos o del dictador de turno y su cohorte, que eliminará a todo el que se cruce en su camino y limite su ambición.
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