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Dicen que el que canta

01/09/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Pues dicen que el que canta, su mal espanta. Ahuyentar no es resolver, pero siempre se agradece un alivio. Y la música y las canciones ayudaron mucho durante el acto de recuerdo, este jueves en Ponferrada, a los más de cien mil desaparecidos que aún quedan en nuestro país. Era el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Bajo la higuera monumental del patio del Museo del Bierzo, antigua cárcel, se hablóesa tarde del Mal con mayúsculas. Del Dolor con mayúsculas. De la Memoria con mayúsculas.

Hubo música y hubo palabras y ambas tejieron una manta de pesar y de consuelo que envolvió a los que escuchábamos desde las gradas de piedra. Es un tejido raro y poco frecuente, que sólo arropa cuando se teje con inteligencia.

La escritora Sol Gómez Arteaga recordó a su abuelo, José Gómez Chamorro, panadero y padre de tres hijos, fusilado en Astorga junto a otros cuatro compañeros, sólo porque lograron sacar de prisión una carta en clave para tener noticias de cómo iba la guerra.

Y las campanas puntuaron la última carta de Manuel Vega Fernández, entre los mismos muros en los que estábamos, dirigida a su mujer y a sus hijos; y el recuerdo de Nicanor García Ordiz a su abuelo asesinado: Álvaro Ordiz Sánchez, aún en la fosa común del cementerio de San Salvador de Oviedo, junto a otras 1.315 personas.

Qué se le va a hacer si el Dolor tiene nombres y la Memoria tiene cifras. Por eso sólo quiere y puede olvidar aquel que no sabe ni quiere saber.

«Nunca perdió mi abuela la ilusión de reencontrarse con el hombre de su vida. Una adivinadora llegó a decirle que había escapado a las tierras de más allá del mar», explicó Nicanor. Ojalá fuera verdad y la falsa adivinadora hubiera merecido su propina.

El encuentro, organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ARMH, reclamaba -un año más- «verdad, justicia y reparación» para las víctimas del franquismo, y más ayuda para encontrar a las miles de personas cuyos restos aún arden en la conciencia y bajo la tierra. Y a los que arrebataron demasiado pronto todas las canciones que alguna vez supieron.
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