13/03/2018
 Actualizado a 11/09/2019
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Se dice que la jornada del reciente ocho de marzo ha sido una jornada histórica. Si nos atenemos a la alta participación en las manifestaciones, es posible que así sea. Ahora bien, la defensa de los derechos de la mujer y de su igualdad respecto del varón no tiene por qué considerarse mérito de ningún colectivo, apellídese feminista o progresista. Afortunadamente en nuestra sociedad, a pesar de que hay lamentables excepciones, hay una gran mayoría que no tiene la menor duda al respecto. Así lo hemos vivido muchos desde nuestra infancia, sin detectar la más mínima discriminación en nuestros abuelos y abuelas, padres y madres, hermanos y hermanas. En mi ciudad manda una mujer, en mi instituto manda una mujer, en el claustro de profesores o entre los alumnos no se notan diferencias por la condición masculina o femenina.

Ahora bien, eso no quiere decir que en otras familias o en otras empresas no haya una escandalosa discriminación o deleznables conductas machistas. Ciertamente en otras culturas y ambientes del mundo la situación es escalofriante. Y no se ven caminos de solución a corto plazo. En cuanto a España también queda camino por andar, aunque ya se han dado pasos importantes.

En cuanto al machismo, como en otras lacras, es muy importante la prevención, y en ello desempeña un papel fundamental la escuela, y también la propia familia de cada uno. No es lo mismo que los niños y jóvenes reciban buenos o malos ejemplos. Pero también habría que conceder un papel fundamental a la etapa del noviazgo. La duda es si en muchos casos existe un verdadero noviazgo, o sea un período de conocimiento de la persona con la que se va a compartir el resto de la vida. Si una mujer detecta en esa etapa el más mínimo atisbo de conducta machista, debería pensárselo muy bien, porque como dice el refrán (y en este caso es aplicado al hombre) la zorra cambia de pelo, pero no de vicio. Seguirá haciendo lo mismo aumentado. Y, aunque sea doloroso, habría que cortar a tiempo. Lo que ocurre es que el amor es ciego, aunque los vecinos no lo sean. Y si, además se confunde el amor con el instinto y lo que se busca es un macho y no un hombre, si una mujer le da prematuramente posesión de su alma y de su cuerpo, él llegará a creerse dueño y señor, y se estará fabricando un machista.

Por otra parte la igualdad no excluye diferencias. Solo la mujer tiene el privilegio de ser madre. Y aquí sí que habría que castigar seriamente a las empresas que penalizan la maternidad. Todos los días deberían ser día de la mujer.
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