22/09/2021
 Actualizado a 22/09/2021
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Decir días es poco, viendo la larga era de muertos que sigue llevándose el malvado virus. Son tiempos en que los males se acumulan, formando capas como la basura en los vertederos. La libertad menoscabada por opiniones, calumnias, componendas y trampas, que ocultan los medios intervenidos por el gobierno; parlamentos divergentes y ciertas instancias de dudosa utilidad. Un presidente, amordazado y con la voluntad confundida, que va de humillación en humillación, como la mascarada ante el blasón de Cataluña, consintiendo la relegación de la bandera española. La enésima vez que Sánchez nos denigra. Como dijo el Presidente Tarradellas –que era zorro viejo–: «Un gobierno puede hacer de todo, menos el ridículo». Y en Sánchez tenemos un especialista.

La ciudad de Barcelona, antes de convertirse en un reducto de corrupción e intransigencia –1954– otorgó un premio literario a un escritor olvidado, Tomás Salvador, por la obra ‘Cuerda de Presos’. Que es el traslado de un delincuente, desde donde cometió la fechoría, hasta donde lo juzgarán. En este caso, desde Murias de Paredes a Vitoria.

No por casualidad, pensé en esta historia, sino por el paralelismo con los terroristas de ETA. La diferencia está en que el primer asesino, iría a parar al garrote vil, y los asesinos de ETA, que mataron más que aquel legendario ‘Sacamantecas’, salen del trullo sin cumplir la condena y con honores en los pueblos, testigos de la sangre vertida que embadurna sus calles.

En esta cuerda de presos, el viaje ha sido de Mansilla de las Mulas a Mondragón. Confortable y no a pie. Sin preocupación, ni remordimiento, por las 39 víctimas asesinadas vilmente, por este canalla que mereció una condena de 4.800 años por sus crímenes y todos los agravantes. De contar a la inversa lo dejaríamos en la prehistoria, a la que pertenece esta especie degenerada.

Desde aquel entonces, los delitos se han perfeccionado y hay quienes les restan importancia. A pesar del indescriptible dolor de gente inocente. Inocente: ‘In nocere’. El que no mata. No confundir con el cobarde. Los cristianos en el Circo, eran inocentes, pero no cobardes ante las fieras.

De cobardía mucho saben los sucesivos gobiernos. Acomplejados, que han propiciado los separatismos otorgando privilegios a unas comunidades y agravios a otras, menos beligerantes. La franja de León, Salamanca, Zamora y Extremadura, entre otras.

Las comunidades separatistas, son mejor tratadas. Incluso se permiten rechazar un aeropuerto... ¡con lo que nos costó conseguir el de León! Aunque no lo reconozcan, están en deuda con la nación española pues han sido mimadas, con el factor humano del andaluz y de todos los rincones del país; grandes empresas púbicas; bancos rescatados; energéticas que roban el agua de nuestras cuencas y nos la devuelven, como electricidad, que pagamos en Bilbao. Es la España de los desequilibrios.

El camino más corto, el de Cataluña, con unas esperanzas cada vez menos vanas. El País Vasco ya se pronunció con los asesinatos, secuestros y extorsiones. Está claro que el crimen funciona como moneda de cambio.

¿Cómo hemos llegado a esto? Por una parte están los jueces politizados hasta el tuétano, que se abstienen de opinar sobre los criminales. Los partidos políticos, los sindicatos. Los políticos rastreros. Los que vitorean a los excarcelados. Y la Iglesia vasca, que lavó manos asesinas en la pila del agua bendita. El visionario Arana, el malvado Arzallus y la bendición del satánico obispo Setién. El eje del mal, que mantiene la ambición de Pedro Sánchez hasta que, un día, deje de serles útil y lo defenestren sin contemplaciones.

Lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana, dice el saber popular.
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