Diana Trigueros empezó a auparse a los escenarios en 2010, empujada por el deseo de estrechar lazos entre música y poesía y de vehicular un estado de comunicación con el público. Tres años después, quedaría certificado el nacimiento de Gazal Música y Poesía, un propósito propio y exclusivo que cuenta ya con tres discos y le ha permitido colaborar con otros músicos, como el guitarrista Santiago Rodríguez Gil, la viola Ana Belen Lopezosa o el flautista Ignacio Martínez. Este último integra, junto a Trigueros, la actual formación de Gazal y su concurso ha resultado especialmente relevante en la nueva grabación del dúo, ‘Mil Caballitos Persas’ (que se presenta este jueves, a las 21:00 h. y entradas a 6 euros, en El Albéitar), donde nuevamente ella hace alarde de la pasión que profesa a Federico García Lorca a través de trece adaptaciones de poemas del autor granadino. «Es un escritor con el que mantengo una relación muy especial y que siempre está desatando en mí muchas emociones», comenta Diana Trigueros a propósito de los vínculos que le ligan a la obra de Lorca y que ella hace visibles de una manera continua. ‘Diván del tamarit’, aquel celebrado y emotivo libro lorquiano donde el malogrado escritor destacaba su gusto por los poetas árabes de Granada, dio contenido a una buena parte del primer disco del grupo leonés, ‘El sueño de las manzanas’, en el que Trigueros ahondaba en las posibilidades expresivas que le ofrecían las gacelas, ese subgénero poético del que se hizo eco Lorca, que remite a las culturas persa y árabe preislamista, que originalmente se denominaba gazal (de ahí el nombre del dúo) y que, relacionado con la idea de piropo o cumplido, «expresa un sentimiento de dos caras, el dolor de la pérdida y la belleza del amor y de la vida», tal y como reconoce Diana. «Son poemas que representan el equilibrio». Precisamente, uno de los versos de una gacela que se cuela en el nuevo disco de Gazal, ‘Gacela del amor imprevisto’, le sirve de título, ‘Mil Caballitos Persas’. Diana Trigueros dota de personalidad a la grabación (donde Ignacio Martínez ha participado en los arreglos, además de tocar las flautas y el pandero) al asumir la composición de la música que hace mecer la letra de Lorca y que ella recrea con su voz, con la guitarra y también con el tambor.
El repertorio de Gazal es amplio y el mismo oficia como caja de resonancia de la poesía de diferentes épocas (el segundo disco se denominaba ‘Poesía del siglo XI al XIX’). Aún es pronto para disfrutar de composiciones originales de la propia Trigueros, aunque alguna hay por ahí esperando su propio camino. A ella le encanta el proceso de composición y no ve obstáculo en el mismo, «sobre todo si son textos de Lorca». Por eso, son numerosas las canciones que guardan turno para ver la luz. «Están ahí esperando que se les abra la puerta», dice Trigueros, cuyo estilo se desenvuelve en el intimismo y la proximidad con el público. «La música atrapa, emociona, ablanda. Encontrarse con el público enriquece mucho y propicia uno momentos únicos e intensos. Compartir esas sensaciones que la música despierta resulta fascinante». Esquiva con la rutina, sigue encontrando en cada verso una nueva lectura, «tienen vida y se abren», y las actuaciones en directo, dada su inmediatez, son proclives a ello. ‘Mil Caballitos Persas’ guarda incontables instantes hermosos. Diana Trigueros arrecia como perfecta anfitriona para desvelarlos.