Día de las legumbres

El pasado domingo diez de febrero se celebró el día mundial de las legumbres, declarado oficialmente por la ONU a finales del pasado año. Con esta declaración se pretende dar visibilidad y poner en valor un alimento muy relevante en la nutrición mundial. Son cultivos que se adaptan bien a la mayoría de los suelos agrícolas y climas de todo el mundo, son excepcionales las intolerancias que puedan producirse en el consumidor, el cultivo ayuda a fijar nitrógeno y se puede considerar un cultivo sostenible. Dicho esto, lo cierto es que el consumo de legumbres ha decrecido en nuestro país, y ha decrecido en nuestra provincia. No será fácil luchar contra las tendencias actuales en la alimentación ni contra los hábitos de los consumidores, por más que elogiemos el papel de legumbre como los garbanzos, las alubias o las lentejas. Si de verdad los legumbristas quieren que se impulse el consumo de estos productos, deberían de comenzar por ser transparentes con el consumidor, es decir, indicar claramente la procedencia y trazabilidad del producto, y a poder ser ofrecer calidad, que por lo general no la ofrecen. Nana tiene que ver la calidad de una alubia de León con la que nos ofrecen los comerciantes que envasan en la provincia de León y que han importado de distintos países del mundo. Es fácil engancharse al consumo de alubias si te ofrecen un producto de calidad, del año, cultivado en las tierras del Páramo leonés, y es casi un milagro que quieras repetir un plato de alubias duras, pellejudas e insípidas traídas de Argentina. Los consumidores de legumbres estamos francamente mal tratados, salvo los que tenemos la oportunidad de abastecernos en los mercados locales en los que nos venden lo nuestro y no nos engañan. Los proveedores de legumbres a la gran distribución, la mayoría de la provincia de León, hace más de tres décadas que han dejado dehacer patria y compran la mercancía en cualquier parte del mundo menos en su tierra, y a ellos les irá muy bien, pero a nosotros nos hacen comer purrela.