Destruyendo un barrio; destruir una ciudad

Destruyendo un barrio; destruir una ciudad
18/11/2021
 Actualizado a 18/11/2021
En los años sesenta y setenta muchos leoneses visitábamos el barrio de San Martín para tomar un vino, en alguno de sus bares, o para hacer compras en las diversas tiendas allí asentadas. Este se mantenía, con sus altibajos, en un equilibrio entre el comercio general: tiendas de confección y de telas, mercerías, mueblerías, zapaterías, librerías, algunos talleres… y la hostelería.

En los años ochenta se inició un movimiento especulativo en el barrio, ciertos grupos de presión empezaron a invertir en locales de hostelería unas veces auspiciados, y otras con la participación, en dichos grupos, de políticos municipales.

Como consecuencia de ello los precios de los alquileres subieron y muchos de los comercios tradicionales empezaron a tener problemas para mantenerse ante la presión ejercida por los propietarios de las casas o, si los comerciantes eran al mismo tiempo propietarios, ante la posibilidad de negocio que se presentaba.

El crecimiento de la hostelería no solo cambió el equilibrio comercial del barrio, también aumentó en nivel de ruido nocturno, con lo que una parte de los habitantes empezaron a huir a otros lugares más tranquilos.

Desde el primer momento se vio que este cambio era nefasto para el barrio y se pidió que se contuviera de alguna manera limitando las licencias, pero por la connivencia de los políticos con la hostelería nada se hizo, absolutamente nada, al contrario, se estimuló la instalación de negocios de hostelería hasta el punto de que hoy los locales que no se dedican a ello es testimonial.

Pero ahí no queda todo, aprovechando que el ruido ha ido vaciando de residentes el barrio, algunas de esas empresas, y otras externas, se han lanzado a la instalación de apartamentos turísticos, legales o no, unas veces en edificios completos y otras en pisos. Con ello han ido expulsando a más vecinos del barrio y cada vez son menos los residentes; esto hoy parece un parque temático

A pesar de que ha llegado un momento en que la administración municipal se ha visto obligada a considerar el barrio como una zona saturada de instalaciones de hostelería, la publicidad turística institucional va destinada, principalmente, a destacar esto como uno de los valores más importantes de la ciudad, lo que desde hace unos años ha supuesto la llegada a León de un turismo de borrachería y ruido, de despedidas de soltero y de grupos manifiestamente ruidosos que está marcando la imagen a nivel nacional.

La salida de la pandemia no ha hecho más que aumentar el problema. El barrio está ocupado totalmente por las terrazas que, gracias a una compensación mal entendida por la administración municipal, se han llevado por delante las plazas Mayor y de San Marcelo, y convertido en intransitable la calle Ancha.

Para rematar la imagen de León como la ciudad de los bares, el ayuntamiento ha aceptado la instalación de chiringuitos de invierno en la plaza de San Marcelo y va a promocionarlos en la calle de Ordoño II. Solo falta que montemos varios casinos, para convertirnos en Las Vegas, pero no demos ideas que siempre hay alguien que las recoge.

La imagen que tiene el resto de España de nosotros no es el de que somos la capital de un antiguo reino, ni la cuna del parlamentarismo. Con 5,03 bares por 1.000 habitantes, el mayor porcentaje de toda España, se nos va a conocer como la capital de la hostelería.

No tengo nada contra los bares, pero con más industria, más cultura y algún bar menos nos iría mejor.
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