Destemplar la herramienta

13/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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El veraneante cogió el martillo y se puso como loco a golpear el hierro que se negaba a ponerse derecho. El lugareño le regaló un consejo, sabio aunque no lo pareciera.

– Suave asturiano.

El furioso no aceptó el regalo y se explicó: «Si rompe, que rompa» y volvió a golpear casi con ira, por lo que el vecino le repitió el regalo, pero esta vez con explicación.

– Suave asturiano, que vas a destemplar la herramienta.

E hizo furor el dicho, tanto que cuando en aquellas antiguas semanas culturales veían a un joven músico mimando su violín o su flauta, se admiraban del cuidado con el que lo posaba en su funda o cómo miraba para él en los descansos de los ensayos repetían la frase, pero no ya como consejo sino como explicación de lo que hacía ‘el asturiano’: «No quiere destemplar la herramienta».

Vale para todo la expresión. Se la dicen al maestro que riñe con muchos decibelios, se la dicen a la pareja que se les está yendo de las manos la conversación sobre carne o pescado, se la dicen al obrero que jura contra el martillo cuando apuntó mal y se machacó el dedo, también tiene sentido cuando Marhuenda anuncia el fin del mundo...

– Suave asturiano.

Y ahora no me digas que no eres asturiano porque me araño.
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