02/04/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Nos pongamos como nos pongamos el principal problema de la provincia de León, como de toda la España interior y especialmente de sus comarcas más montañosas, es la despoblación, un problema que cada día que pasa se agrava más hasta el punto de que algún político ya ha señalado que es un problema de Estado y no sólo de las regiones y provincias afectadas. Y, en efecto, el mal es tan grave ya que o se le ataja y se le pone solución pronto o toda la España interior quedará desierta con excepción de quince o veinte ciudades, con lo que ello supone para la articulación y el funcionamiento normal del país.

Pese a ello (y pese a las continuas declaraciones de los partidos políticos manifestando su preocupación por la situación), nadie hace nada por atajar un problema que requiere medidas expeditivas y urgentes y no paños calientes como a veces se le ha querido poner por parte de algunos. Incluso hay quien se contradice diciendo una cosa y haciendo luego la contraria, como esta semana el Partido Popular en el Senado al votar en contra de una propuesta de un senador socialista leonés que pedía medidas de discriminación positiva para las zonas de montaña como se hace en otros países de Europa a fin de frenar la despoblación y, si fuera posible, corregirla. Los senadores populares se opusieron, supongo que porque la propuesta venía de la oposición, puesto que lo que el senador leonés recogía en ella eran las conclusiones de la comisión que el propio Partido Popular en el Senado creó para conocer y tratar de abordar el problema; una comisión por la que pasaron, entre otros, todos los especialistas en el asunto y los alcaldes de algunas de las zonas más afectadas por la despoblación, muchos de ellos correligionarios suyos. ¿Qué se puede esperar, pues, ya de unos políticos que como casi siempre anteponen sus intereses partidistas al bien común de sus gobernados hasta el extremo de que ni siquiera les importa votar en contra de lo que ellos mismos han concluido en una comisión senatorial? ¿Cabe después de esto creer en su voluntad de resolver el mayor problema de unas comarcas, las de montaña, cuyos habitantes ven cómo sus pueblos desaparecen de día en día? ¿Les importa realmente a los partidos el futuro de unas comarcas en las que cada vez vive menos gente cuando los votos están en las ciudades y en las provincias más habitadas de España?

Pero que nadie piense que me refiero aquí sólo al Partido Popular. Cuando hablo de los partidos políticos me refiero a todos, incluido el del senador leonés que presentó la propuesta de discriminación positiva para las zonas de montaña y que fue el responsable, por ejemplo, de la despoblación definitiva y casi total de la montaña oriental leonesa con su decisión de cerrar la presa de Riaño, decisión que, por cierto, el senador en cuestión apoyó como la mayoría de los socialistas leoneses.
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